APR. 22 2019 DE REOJO Realismo Raimundo Fitero Una vez escribí sobre el realismo, a partir de ver una obra de teatro japonesa realista, y me preguntaba entonces, como se preguntan los retóricos siempre, ¿realismo, qué realismo? Hoy sigo en la misma duda, pero ampliada por los años y las desafecciones dogmáticas. No soy capaz de creerme nada de manera absoluta. Sé que, si miro la televisión, me cabrean. Me indignan. Puede que yo no esté indignado ni cabreado, es más, normalmente estoy en estado de felicidad provisional, pero siento el olor del fascismo latente y me siento concernido. Una forma de aplicarse el realismo a uno mismo, bañarse en lo que está sucediendo sin huir por la belleza de una música, por la intensidad narrativa de una buena novela o por las tramas inteligentes de algunas series. Vamos al asunto. Sin darme cuenta pasé por “La Sexta Noche” y no estaba Inda, pero vi, escuché, a Teodoro García Gea, campeón mundial de lanzamiento de huesos de aceituna, y sentí que ese señor representa lo peor de lo peor de la extrema derecha protofascista. Su ideología es cavernícola, ultra, sus formas legionarias, cuarteleras, tabernarias, pero con cuello de camisa cara. Realismo sucio pepero. Lo vamos a soportar durante muchas horas de la basura electoral. Y sucede esto en La Sexta, un canal sospechoso para casi todos. Pertenece a Atresmedia. Sigue a Florentino Pérez como a un vate. Mantiene a lo más corrupto del periodismo español entre sus tertulianos, y sin embargo, por todo lo contrario, el pistolero de Amurrio asegura que si gobierna Vox, cosa posible, cerrará La Sexta. ¿Puede? Esto es una ducha escocesa de realismo. Puede. Por acción u omisión. Con el BOE y las cloacas se pueden muchas cosas. Y si eres autoritario y fascista, se hace. Pregunten al juez prevaricador, que cerró varios medios de comunicación vascos.