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Candilazo al amanecer


Los colores rojizos y amarillentos se adueñan del cielo cuando el sol está bajo en el horizonte y su luz debe atravesar mucha atmósfera antes de llegar a nuestros ojos. Además, el aire tiene que contener pequeñas partículas en suspensión (polvo, cenizas, pólenes…) capaces de dispersar la luz de tal modo que solo veamos esos tonos.

El «enrojecimiento» atmosférico solo puede, por tanto, producirse al amanecer y al atardecer. En meteorología se habla entonces de arreboles, arrebolada, candilejo, candilazo. Las nubes y el paisaje «redecorados» son tan apreciados por los amantes de la fotografía que hasta hay páginas web donde se explica cómo «cazarlos».

El refranero popular dice cuando son presagio de buen o mal tiempo. «Cielo rojo a la alborada cuidar que el tiempo se enfada», «Goiz gorri, galgarri» o «Arreboles al amanecer, agua o viento al anochecer» son refranes que anuncian un empeoramiento. «Arrats gorri, ongarri» o «Sol poniente en cielo grana, buen tiempo por la mañana», que al día siguiente hará buen tiempo.

La explicación está en que los cielos rojos están asociados a los anticiclones (cielos más secos y con más contaminación). Una alta presión que domina al oeste enrojece el atardecer y bloquea la entrada de borrascas. Un candilazo al amanecer puede indicar que el anticiclón se está alejando y que es más probable que por el oeste se produzca la entrada de bajas presiones.