Como amante de la verdad me enfurece santamente el afán de las élites por regresar de diversas formas a la pasada guerra.

Desde mi observatorio de exiliado (sí, exiliado) señalo tres muestras muy distintas que justifican el título de este avance de opinión. Que seguirá.

Primera muestra.

El vergonzoso proceder de Televisión Española, que dedicó una jornada intensa en una y otra forma, y en la dirección que se supone, a la cuestión venezolana, de la que subrayó la absoluta avilantez bolivariana y del ejemplo y la pureza democrática que lucen esas minorías latinoamericanas que han vendido a sus pueblos durante siglos y a precios miserables.

Con mi «admiración» al ministro español de Asuntos Exteriores, Sr. Borrell.

Segunda muestra.

La medidísima atención con que se atiende a la sangrienta lucha popular francesa para restaurar la justicia social.

Creo ver las lágrimas de Mariana violada en el Elíseo por Emmanuel Macron en compañía de los «prudentes» partidos de la «Republique».

Tercera muestra.

La reclamación hecha por la Administración estadounidense de Donald Trump de las propiedades perdidas por las élites cubanas en la guerra de liberación de Cuba

¿Seguimos?

Tal haremos.