No hace tanto que se anunció a bombo y platillo la renovación de “Arde Madrid”, la serie dirigida y protagonizada por Paco León que trataba de las andanzas en pleno franquismo de Ava Gardner por las zonas altas de la capital española, donde se mostraba una fauna de policías, embajadores, refugiados, sirvientes y vividores varios, con mucho alcohol y flamenco. Bien planteada y resuelta en blanco y negro, tuvo una audiencia muy buena, la mejor dentro de las ficciones de Movistar, pero hace muy pocos días que el propio Paco León anunció que por «motivos personales y profesionales» no se iba a realizar esa segunda temporada.

Todo son especulaciones. No es habitual este tipo de decisión. Todos se agarran a las audiencias y las decisiones de las cadenas y las productoras para mantenerse en la parrilla, para dar trabajo a unos cientos de participantes en las series. Pero hace unas semanas, Domingo Corral, jefe de ficciones originales, en una entrevista dejó caer que los creadores Paco León y Anna R. Costa, estaban buscando la «historia» de esa segunda temporada. Que tenían varios elementos sueltos pero que debían casarlos, cerrar bien la historia. Y añadía que en la plataforma tenían muy claro ciertas premisas como «que no vamos a hacer segundas temporadas por muy exitosa que haya sido la serie si no creemos que la segunda temporada va a tener el éxito que ha tenido la primera». Es un acierto que ayuda a mantener la calidad a largo plazo.

Hemos visto reiteradas ocasiones en las que la continuidad ha sido un fracaso, o un fracaso a medias, lo que ha larvado el desarrollo de otras propuestas. Y en estos momentos donde se está lanzando tanto material de ficciones, casi cada semana se estrenan series, mantener los estándares de calidad va a ser primordial para la sostenibilidad de productoras y canales.