Europa y la debilidad de los estados
Vivimos tiempos de incertidumbre y hacer un análisis puntual de Europa y de los pueblos que la conforman, temo que excede el alcance de mis capacidades. Sin embargo, es claramente constatable el aumento de un sentimiento nacionalista xenófobo dentro del marco político de los Estados. Asistimos a un refuerzo de ideologías ultranacionalistas que se vienen extendiendo por una gran parte de los países europeos desde el norte hasta el sur.
Aunque este fenómeno no es exclusivamente europeo; lo han padecido también otros continentes, no es por ello menos preocupante. La actitud de algunas élites europeas, caracterizada por una menor integración política en marcos supranacionales y su sumisión a las corrientes populistas puede acabar con la desintegración de la Unión Europea. El Brexit, aunque todavía sin resolver, es un claro ejemplo de ello.
Dudo que esta desintegración lleve a una restablecimiento de la plena soberanía por parte de los Estados europeos. Más bien diría que su resultado será el aumento de la dependencia real de las grandes superpotencia: China, Estados Unidos y Rusia.
Hasta aquí he hablado de los Estados, pero estos a su vez también están en un periodo de transformación, y es que frente a la globalización arrasadora son muchos los pueblos que se resisten a perder sus señas de identidad y su predisposición a llevar las riendas de sus propios destinos. No tengo dudas de que frente a la centralización jacobina, se levantarán otras formas más respetuosas de gobernanza.