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Meteotsunamis


Los meteotsunamis (al contrario que los tsunamis o maremotos, originados por temblores de tierra submarinos) no tienen un origen sísmico. Su aparición está relacionada con alteraciones de la atmósfera que acaban interactuando con las aguas marinas. Tienen una dimensión menor y no suelen ser tan catastróficos como sus «hermanos mayores».

Las alteraciones atmosféricas se inician con pequeños pero súbitos cambios de presión (1-3 hPa) producidos por fenómenos asociados a la convección (paso de un frente, de una línea de turbonada…). El agua «responde» con la formación de olas de pequeño tamaño que, por resonancia, continúan aumentando de talla hasta alcanzar proporciones que pueden llegar a afectar a zonas costeras.

Un puerto puede «vaciarse» en cuestión de minutos y volver a «inundarse» diez minutos después. El retorno brusco de las aguas puede causar daños a edificios, a embarcaciones y a personas. Su complicada predicción exige la observación de las condiciones meteorológicas a escala sinóptica, de los sistemas nubosos y de las oscilaciones de la presión.

En la actualidad se sabe que los meteotsunamis son más comunes de lo que se pensaba y que se producen en muchas costas del mundo; incluso, en los Grandes Lagos. Su mayor frecuencia en determinados lugares les ha llevado a ser bautizados con nombres como: rissaga en las Islas Baleares, marrobbio en Sicilia o milghuba en Malta.