JUN. 05 2019 KOLABORAZIOA La competitividad se impulsa desde la izquierda Xabier Basabe Miembro de Iskanbila La competitividad empresarial, y esto les resultará de primeras chocante, se impulsa desde políticas de izquierdas. Como se explica en cualquier escuela de negocios, es la diferenciación, en vez del precio, la base de cualquier economía competitiva a largo plazo. Las bases de esta diferenciación están en el conocimiento y la innovación, y el motor que impulsa todo esto son las personas. Una sociedad de izquierdas potencia las personas, y de ese potencial nace el crecimiento, el valor que se dice en lenguaje empresarial. Porque son estas quienes generan, adquieren y ponen en práctica el conocimiento. Porque son estas las que tienen las ideas, la creatividad aún no está en manos de ninguna inteligencia artificial. En caso contrario, se compite en precio y esto genera la necesidad de rebajar costes. No pudiendo rebajar el coste de materias primas o los de producción como la inversión en maquinaria o energía, el coste más directo y recortable en una producción es la mano de obra entrando en una espiral de precarización. Se rompe la premisa capitalista «mass consumption, mass production», frenamos el consumo y con ello la rueda productiva. ¿Qué soluciones da la derecha? Medidas de derechas como reducciones fiscales hacen falsamente competitivas unas empresas que reducen costes de manera artificial en vez de aumentar el valor generado. O medidas como potenciar una educación elitista que reduce el potencial y la cualificación de los trabajadores, tampoco son efectivas realmente para generar competitividad. Y si dejamos la solución en manos «del emprendimiento para todos» debemos recordar que bancos, inversores y quienes acumulan el gran capital tiran de conservadurismo porque el dinero es cobarde en realidad. Los grandes logros necesitan una dosis de valentía, de afrontar incluso el fracaso y cuando el dinero debe dar crédito no apuesta por lo bueno por conocer, ni tan siquiera por los segundos de la clase. Son por tanto las instituciones quienes deben hacer esta apuesta de Estado. ¿Qué modelo productivo y social deseamos? Recordando que la sociedad se articula en torno a ese tejido empresarial y productivo, se podría optar por un Bangladesh o una Alemania. ¿Mano de obra no cualificada que acaba explotada o conocimiento? Si deseamos una Euskal Herria competitiva en la que gozar de unas vidas plenas y no precarizadas deberíamos optar por unas políticas de educación, empleo y competitividad de izquierdas. Eso es exactamente poner a las personas en el centro. Medias de derechas como reducciones fiscales hacen falsamente competitivas unas empresas que reducen costes de manera artificial en vez de aumentar el valor generado