Amaia U. LASAGABASTER
FRANCIA 2019

Dos mujeres, un objetivo

Por primera vez desde 2003, dos seleccionadoras se enfrentarán en la final del Mundial. Será la segunda para Jill Ellis.

La evolución del fútbol, aunque más despacio, también se deja notar en los banquillos. Gunilla Paijkul fue la única seleccionadora en el primer Mundial de la historia. Casi tres décadas después, se bate el récord con nueve –todavía poco más de un tercio–, una más que hace cuatro años en Canadá.

La tendencia al alza no es sólo una cuestión cuantitativa. Tres de las cuatro últimas campeonas estaban dirigidas por mujeres; desde 2003, siempre ha habido alguna seleccionadora en el podio. Aquel segundo Mundial organizado por Estados Unidos, de hecho, supuso un hito, que ni siquiera ahora podrá igualarse: Alemania se proclamó campeona con Tina Theuns al frente, Suecia logró la plata dirigida por Marika Domanski-Lyfors y Estados Unidos completó el podio con April Heinrichs en el banquillo. Mañana, serán Phill Neville y Peter Gerhardsson quienes peleen por colgarse el bronce. Pero por segunda vez en la historia, dos seleccionadoras se sentarán en los banquillos de la final.

Jill Ellis y Sarina Wiegman, que junto a Asako Takakura ya podían presumir del mejor palmarés antes de que comenzara el torneo. Aunque el de las dos últimas palidece ante el curriculum de la estadounidense. La entrenadora japonesa (51 años), que caía en cuartos precisamente ante Holanda, puede presumir de un Mundial sub17, la plata en el sub20 y la Copa Asiática del pasado año. En 2016, además, se convirtió en la primera mujer en hacerse cargo de la selección absoluta de su país.

En julio de ese mismo año, Sarina Wiegman (49 años) también ejercía de pionera, al convertirse en la primera entrenadora holandesa en obtener la licencia UEFA Pro. Seis meses después, y tras un tiempo como ayudante y técnica interina de la selección absoluta, la Federación holandesa le designaba seleccionadora, a sólo seis meses de que su país acogiera la Eurocopa. La historia es sobradamente conocida, la Oranjevreuwen se adjuficó el primer título de su historia y el fútbol femenino se convirtió en un fenómeno social en los Países Bajos. Ese mismo año, Wiegman se llevaba el galardón The Best como mejor entrenadora.

En 2015 ese honor había recaído en Jill Ellis (52 años). Sólo Silvia Neid (un Mundial, oro y plata olímpicos y una Eurocopa) y Pia Sundhague (dos oros y una plata olímpica y un segundo puesto en el Mundial) superan el palmarés de la estadounidense, que el domingo puede lograr un hito que se le escapó a Neid... y al resto: conquistar un segundo Mundial. Se añadiría al que ya logró hace cuatro años en Canadá, a sus dos campeonatos continentales y a un Preolímpico. Para el próximo quedará su gran, y única, cuenta pendiente, los Juegos Olímpicos –donde también estará Wiegman–. Con cuatro oros y una plata a sus espaldas, sólo una vez se ha quedado Estados Unidos sin medalla olímpica; fue en Rio, precisamente con Ellis en el banquillo.

Momentos críticos

Ha sido su peor momento en el banquillo y el principal detonante de las críticas que ha escuchado en los dos últimos años, dirigidas fundamentalmente a las numerosas pruebas que ha realizado con la selección en los largos preparativos del Mundial.

En este tiempo la táctica de Wiegman ha sido diametralmente opuesta, con un equipo que apenas ha experimentado cambios desde la Eurocopa, aunque para la holandesa tampoco ha sido un período absolutamente feliz, teniendo en cuenta que Holanda necesitó recurrir a la repesca para llegar al Mundial. Quién lo diría ahora.

 

Martens, con problemas en un dedo del pie

Dos de las principales estrellas de las selecciones finalistas están en duda para el domingo. Megan Rapinoe, autora de los cuatro goles de Estados Unidos en octavos y cuartos de final, se perdió la semifinal frente a Inglaterra por molestias en los isquiotibiales. Lieke Martens sí jugó de inicio contra Suecia, aunque en el descanso se quedó en el vestuario. La futbolista del Barcelona tiene molestias en el dedo del pie que ya le han impedido entrenar con normalidad desde la semana pasada.

Aún así, todo es felicidad en Holanda, donde ya no se descarta nada. «Sólo nos queda un partido y podemos convertirnos en campeonas del mundo. Será muy difícil pero no hay nada imposible, sería increíble», aseguraba Jackie Groenen, heroína de la noche, tras el partido frente a Suecia.

Coincidía su entrenadora. «Es increíble que vayamos a jugar la final. Será difícil pero a un partido, todo puede suceder. Será muy complicado –insistió Sarina Wiegman– pero estamos preparadas».

La técnica se refería al salto que ha dado su equipo en cuatro años, asegurando que «el potencial existía pero no había infraestructuras. Las jugadoras han progresado muchísimo gracias a las competiciones internacionales y su experiencia en clubes europeos». A.U.L.