M.C.
QUINCENA MUSICAL

Cantar, pero sobre todo interpretar

Desde que el cuarteto vocal La Colombina, un conjunto dorado en Donostia, dejó de estar activo hace unos años, se echaba de menos en el ámbito estatal un cuarteto vocal que trabajara la música ibérica del Renacimiento con la calidad con que lo hacían aquellos. Los jóvenes integrantes de Cantoría pronto se dieron cuenta de ese vacío y se consagraron a perfeccionarse en ese repertorio tan peculiar, muy simple en apariencia pero muy complejo en su fondo. Apostaron por ello y la jugada les salió tan bien que, casi sin que les diera tiempo a salir del conservatorio (de la Esmuc de Barcelona), ya estaban cantándolo en prestigiosos escenarios europeos, donde, dicen, el público se queda sorprendido cuando escucha las locuras de la música renacentista española. Especialmente las que esconden las ensaladas de Mateo Flecha “El viejo”, unos extensos popurrís a los que el compositor catalán arrojaba todos los ingredientes que encontraba: canciones populares, himnos religiosos, fanfarrias, onomatopeyas, gags, escenas de batallas seguidas de otras devocionales... algo así como los cuadros de El Bosco, en cuyo interior suceden decenas de cosas diferentes, pero en el terreno de lo musical.

Cantoría cantó fragmentos de cuatro de estas ensaladas de Flecha, las denominadas “El jubilate”, “La justa”, “El fuego” y “La bomba”, y fue fácil vislumbrar por qué están cosechando tanto éxito. Aunque vocalmente esta piezas no requieran de gran virtuosismo, el cuarteto logra llegar al fondo de su contenido teatral, cuidando cada pasaje y dando sentido a cada escena, ya sea un lucha con un demonio o un contrito canto espiritual. Ponen la interpretación al servicio de unas creaciones que requieren ante todo eso, recrearlas con imaginación, y no tanto la pureza vocal o la perfección técnica, aunque el grupo va bien servido también en esos aspectos. El resultado es un espectáculo muy directo, cómico a veces, tierno en otra ocasiones, pero siempre entretenido y popular, que es seguramente a lo que aspiraba Flecha. Se interpretaron asimismo fragmentos de diversos cancioneros y de obras de Cárceres, Antxieta y Guerrero, lo que dio una imagen bastante completa de un repertorio que, como ya ocurría con La Colombina, entusiasma al público.