ARBAIN, EL CAMINO DEL AMOR QUE DESAFÍA A UN IRAK CONVULSIONADO
LO BAUTIZARON EL CAMINO DEL AMOR, UNA DE LAS VÍAS QUE LLEVAN A DIOS PARA MILLONES DE CREYENTES EN EL MUNDO. LO LLAMAN ARBAIN Y CONMEMORA EL MARTIRIO DEL IMAM HUSSEIN POR NEGARSE A JURAR LEALTAD AL CALIFA OMEYA YAZID EN EL SIGLO VII. DESAFÍA EL CAOS, LA CONVULSIÓN Y LA PROTESTA SOCIAL EN LA QUE ESTÁ SUMERGIDO IRAK.
Es considerada la reunión pública más grande del mundo. En la peregrinación participan 20 millones de personas. Peregrinos de más de 60 países tardan tres días con sus noches en lograr su objetivo. Aunque es una conmemoración especial para los chiíes, suníes, cristianos y yazidíes también participan independientemente de su credo.
Son las 03.35 de la madrugada mientras recorremos la carretera que une Nayaf con la imponente Kerbala. Nos hallamos a 110 kilómetros al sur de Bagdad, como estuvimos en otras numerosas oportunidades en este país durante diferentes momentos de la histórica reciente: el inicio de la invasión y la ocupación, en los posteriores aniversarios o la irrupción del ISIS.
Estamos en un paréntesis de manifestaciones multitudinarias contra la corrupción y la desigualdad social que desde el 1 de octubre han causado más de 250 muertos y miles de heridos.
El tramo entre ambas metrópolis se convierte en el hotel más grande del mundo, con una extensión de 80 kilómetros por una carretera construida de nuevo tras el derrocamiento de Saddam Hussein, que relegaba y luchaba contra los habitantes de esta zona por profesar el chiísmo. Hussein prohibió en 1977 esta manifestación cultural y religiosa por temor a su fuerza popular. De todas formas, el movimiento se manifestaba en forma secreta y se trasladaba a través de los campos.
Cada 50 metros se levantan columnas en el centro de la carretera que nos indican en qué parada estamos y marcan nuestro punto de referencia. Las fotos en gigantografía de los considerados sabios se encumbran imponentes como una muestra de la identidad cultural.
Mientras transitamos el camino de ida y vuelta durante dos noches, vemos los mauqueb, pequeñas o enormes instalaciones donde se brinda alimento y refugio a los peregrinos que anhelan año tras año llegar a la tumba del imam Hussein.
En estos puestos por donde pasan millones de personas también se realizan eventos culturales, charlas informativas, consultas médicas y se ofrece asistencia sicológica y espiritual de forma libre y gratuita, sólo con el espíritu de colaboración que se quiere imprimir a esta conmemoración. Personalidades con altos cargos en diferentes segmentos de la sociedad se despojan de sus vestimentas para contribuir a un acto de solidaridad que comparten entre y con todas las religiones.
Seguimos y somos recibidos en el mauqueb de la Universidad Internacional de Kufa, donde participan profesionales de diferentes disciplinas como la medicina, la abogacía, la biología, física, química o filosofía.
«Este mauqueb comenzó con tres mesas de té en medio del desierto y hoy se ha convertido en un puesto donde participan estudiantes universitarios y profesionales de diferentes países. Pero nuestro trabajo se intensificó cuando comenzó la guerra contra el ISIS y nos instalamos en el frente en Bagdad, Faluya, Ramadi o Ambar, donde realizábamos apoyo con servicios médicos, alimenticios y apoyo moral», relata el licenciado Mohamem Jalede, uno de los jóvenes responsables de la organización. «También iniciamos campañas de apoyo social a los huérfanos de los combatientes contra los terroristas», agrega.
Unos kilómetros más adelante, llegamos al más grande de los mauqueb, «el 110», que representa el número del nombre del imam Alí. Fue bautizado como Khimat Abdullah al-Radia o la carpa de Abadalla, el niño de seis meses de edad, hijo del imam Hussein, a quien mataron los Omeyas en Kerbala.
Un imponente terreno de dos hectáreas alberga un edificio de tres plantas con las últimas tecnologías para preparar alimentos, carpas acondicionadas y una serie de comodidades dignas de un hotel de lujo. Pero aquí no se considera suntuosidad. Es la entrega en las condiciones más dignas de una alimentación sana y un hospedaje acorde a los requerimientos decorosos para los seres humanos que emprenden este esfuerzo.
La inversión es millonaria, pero su dueño –quien nos recibe– mantiene su anonimato y no revela de donde vienen los fondos y quiénes son los donantes. El nivel de entrega y humildad ejemplifican el carácter de solidaridad y cooperativismo de esta peregrinación, que algunos consideran un fenómeno social y religioso, mientas que para otros es una muestra de la fuerza de la historia que reúne a diferentes religiones.
«Fenómeno es algo que aparece de repente, pero esto es historia y nuestra historia no se muere», manifiesta Said Abu Sar, un voluntario del mauqueb Muslim Ibn Aquil, que fue víctima de las consecuencias de un terremoto en Irán y hoy es voluntario en todas las actividades de este puesto instalado con infraestructura iraquí.
Por este punto de atención, han circulado más de tres millones de personas, colaboran 250 voluntarios y se consumen 200 toneladas de comida, tres veces por día durante una quincena.
Para realizar este evento, la inversión total es de siete mil millones de dólares en este movimiento popular, considerado el más internacionalizado a nivel mundial, que este año fue trending topic en Twitter con el hastag #Arbaeen2019.
Pero antes o después de llegar a la ansiada Kerbala, la visita al mausoleo del imam Alí es obligada en Nayaf, ahora convertida en una metrópoli inundada del verde de Hussein.
Banat al-Hassan, donde se levanta imponente el nuevo centro comercial Asalam y por donde se ingresa a la arteria que lleva a unos de los sitios más sagrados del chiísmo como es la mezquita del imam Alí –el padre de Zainab, considerada la primera periodista de la historia islámica– es la avenida que alberga los comercios donde hombres, mujeres, niños, ancianos y pequeños en sus carritos de bebé marchan con paso firme y estable, en algunos casos, o lentos y doloridos en otros.
El impacto de Arbain en Irak
Aquí fuimos testigos en 2004 de los ataques de militares de la Primera División Blindada de Estados Unidos contra la mezquita de Kufa, donde ingresaron con carros de combate o cuando 12 personas murieron y otras 37 resultaron heridas tras la explosión de un coche bomba. Pero a pesar de los avatares de la historia, la figura de Hussein arrastra a millones de personas y se calcula que atrae a más viajeros que el Hajj en Arabia Saudí, que es uno de los cinco pilares del islam y se realiza al menos una vez la vida. Irak sufrió devastadoras luchas, incluyendo la guerra con su vecino Irán, que se cobró la vida de miles de iraquíes e iraníes durante ocho años, la invasión y posterior ocupación estadounidense con consecuencias fatales e irreversibles y los embates de los movimientos takfiries tales como el Estado Islámico (ISIS), que continúan con su presencia en el norte de Irak.
Pese a ello, albergan a millones de peregrinos sin que se hayas producido actos de inseguridad durante la organización.
Una semana antes de Arbain, las autoridades iraníes anunciaron que clausuraban el cruce de Josraví durante cuatro días y pidieron a los peregrinos posponer su viaje. Sin embargo, su gran fervor por el imam Hussein les hace superar esos obstáculos, las amenazas de atentados o los estallidos sociales.
Nuestro viaje ha estado plagado de riesgos para la seguridad, marchas y contramarchas, visados que dificultaban pero que se diluyeron paulatinamente, cuando los manifestantes llegaron a un acuerdo y se implementaron todas las medidas que garantizaron la estancia de los peregrinos. En el camino también se levantaron las voces de los manifestantes que denuncian la frágil situación económica del país.
Miles de iraquíes cantaron lemas contra la corrupción en respuesta al llamamiento del influyente líder religioso Moqtada al-Sadr para continuar con el movimiento de protesta, que ha dejado más de 250 muertos.
En medio de peregrinos vestidos de negro por el duelo del imán Husein, miles de seguidores de Al-Sadr desfilan vestidos con túnicas blancas al grito de «No a la corrupción» y «Sí a las reformas». Khedheir Naim, de Basora, denuncia que, según cifras oficiales, en los últimos 16 años se han malversado 457.000 millones de dólares.
Irak, el segundo productor de la OPEP, es «un país rico mientras que el pueblo es pobre. Desgraciadamente, tiranos y criminales viven de manera opulenta a expensas del pueblo», señala.
Las protestas en Bagdad y en estas ciudades del sur del país, para reclamar la dimisión del Gobierno, acusado de corrupción, son masivas, violentas y contundentes.
La sospecha de que Arabia Saudí está detrás de las movilizaciones –aunque en su inicio fueron espontáneas– se sustenta, entre otros hechos, en que el 75% de los mensajes de WhatsApp provenían de servidores saudíes y cometían un grave error gramatical. Los mensajes llamaban a la tantafid, (levantamiento, en femenino, género con el que los saudíes se refieren a «la Irak») cuando tenían que haber convocado a la yantafid (levantamiento en masculino), ya que para los iraquíes su país es «el Irak». Pero los reclamos siguen siendo legítimos.
Kerbala trasciende las religiones. Tanto es así que una misión del Vaticano encabezada por el arzobispo Liberio Andreatta recorrió un kilómetro hacia Kerbala, junto a un grupo de autoridades cristianas iraquíes. Andreatta señaló que venir a Irak representa, para un cristiano, el retorno a las raíces, significa ir a los lugares donde nació y vivió Abraham, y visitar Kerbala «es hacer un gesto profético donde hemos descubierto una gente amable, paciente y muy acogedora con los peregrinos católicos».
«Por primera vez, después de dos guerras terribles y el colapso del régimen de Saddam, escuché hablar sobre una reconciliación nacional entre los diver- sos grupos étnicos del país, especialmente suníes y chiíes. En resumen, los peregrinos podríamos ser el pegamento», afirma
Iniciamos el regreso a las entrañas de Irak. Es tiempo de finalizar el recorrido por la carretera que –como ningún otro acontecimiento en el mundo– une a millones de personas y nos adentramos en la realidad social que sacude al país de la Mesopotamia.