TSUNAMI SE DISPERSA PARA TOMAR IMPULSO...

TRAS 31 HORAS CORTANDO LA FRONTERA EN EL PERTÚS, LAS ACCIONES DE LA PLATAFORMA SE TRASLADAN A LAS PRINCIPALES CIUDADES CATALANAS PARA MANTENER VIVA LA PROTESTA CONTRA LA REPRESIÓN Y LA DERIVA ANTIDEMOCRÁTICA DEL ESTADO.

Lo decía uno de sus portavoces durante la mañana de ayer: «Las gotas de agua que forman el Tsunami se mueven, pero no desaparecen». Una vez constatado que el corte de la frontera había logado su gran objetivo, visibilizar ante Europa la anomalía democrática que se vive en Catalunya, la plataforma llamaba la población a desplazar los bloqueos a otros puntos de la AP-7 con el fin de continuar poniendo en jaque al Estado español.

Con esta consigna culminaban 31 horas en las cuales 2.000 personas habían conseguido interrumpir la movilidad en el paso fronterizo de La Jonquera, hasta obligar a los respectivos gobiernos a mandar operativos policiales antes de que la situación se les escapara de las manos. A las 8.00 de la mañana, los gendarmes comenzaron a dispersar a los concentrados empleando porras y gas pimienta. Según la brigada Sanitaris per la República, formada por médicos que cubren las movilizaciones de forma voluntaria, un centenar de personas fueron atendidas por intoxicación.

Al mismo tiempo, en la parte española, Guardia Civil y Mossos cargaron varias veces para dispersar los últimos núcleos de concentrados. Muchos fueron cercados alrededor del escenario donde habían tenido lugar los conciertos o bien obligados a abandonar las colinas adyacentes. En total, la intervención dejó un saldo de veinte personas detenidas, 19 de ellas por los gendarmes.

Las cargas policiales –y la aparición de un camión que a punto estuvo de atropellar a varios manifestantes– dieron los últimos coletazos a una protesta que Tsunami dio por amortizada vista la repercusión mediática y que se trasladó rápidamente a otras zonas con gran densidad vehículos&bs;.

Sobre las 17.00, cuando los operarios aún levantaban el material que impedía el tráfico en La Jonquera, Tsunami Democràtic reunía a centenares de personas en dos nuevos puntos estratégicos: los tramos de la AP-7 a su paso por Girona y Tarragona, donde tampoco faltaron la música, el ambiente, montones de mantas y toneladas de comida para reponer fuerzas.