EDITORIALA
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Mikel Zabalza: 34 años sin que admitan la verdad

El 26 de noviembre de 1985 Mikel Zabalza fue detenido por la Guardia Civil en Donostia y posteriormente desapareció. Según la versión oficial, durante su detención en Intxaurrondo fue trasladado a Endarlatsa por la Guardia Civil para buscar un supuesto zulo. Allí se dio a la fuga saltando al río Bidasoa. Durante 20 días rastrearon el lugar en el que supuestamente se había escapado, sin encontrar ni rastro. Veinte días más tarde, el 15 de diciembre, la Guardia Civil encontró su cuerpo en el río Bidasoa, precisamente en el lugar en el que, según la versión oficial, había desaparecido.

Lo que ocurrió con Mikel Zabalza no fue un hecho aislado, sino uno más dentro la lucha contra la insurgencia en la que sistemáticamente se conculcaron los derechos humanos de la ciudadanía vasca. Todos los estamentos que debían velar por su respeto tienen algún grado de responsabilidad. Prevaleció la razón de Estado y se ocultó la verdad con el siniestro objetivo de «no dar bazas al enemigo». Treinta y cuatro años después, y a pesar de que ETA ha desaparecido, los familiares y amigos de Zabalza y la sociedad vasca en general continúa sin conocer la verdad de boca de los responsables de su muerte. Y sin verdad difícilmente puede haber justicia y reparación, y mucho menos garantía de no repetición. Como señaló el portavoz de la plataforma Mikel Zabalza Gogoan en el homenaje del pasado domingo en Orbaizeta, verdad y justicia son las bases sobre las que se ha de construir la convivencia.

A pesar de que el Estado sigue sin admitir que torturó hasta la muerte a Zabalza y fingió su desaparición, no hay margen al engaño. Con perseverancia las víctimas conocerán la verdad y podrán sanar esas heridas profundas. La sociedad debe acompañarlas. El encuentro organizado ayer por el Foro Social en el Parlamento de Nafarroa entre Roberto Manrique e Idoia Zabalza es un paso más en ese camino por escuchar y perseverar para construir la convivencia por encima de ocultaciones y obstáculos.