El menor de quince hermanos, Juan Ignacio Retegi iniciaría a finales de la década de los sesenta una saga imbatible de pelotaris en el mano a mano que encadenaría hasta 17 txapelas casi de manera consecutiva. El primer navarro que ganó el manomanista brilló con su zurda pese a ser diestro y una volea que revolucionó el mundo del frontón.

Todo ello y mucho más se cuenta en la biografía del de Erasun que fue presentada ayer en el Labrit, en un acto en el que estuvo rodeado de sus seres queridos, amigos, compañeros de frontón, pelotaris que le sucedieron y también los que ahora mismo dominan este deporte. «Retegi I, pilotako erregea» es el título del libro con textos de Álvaro Bermejo y fotografías de Joseba Urretabizkaia que ahora ha visto la luz.

El protagonista, «emocionado por la numerosa gente que habéis venido», tuvo palabras de agradecimiento hacia quienes han tenido a bien materializar la iniciativa de contar su vida deportiva –también retazos de lo personal– y el halo de leyenda que dejó en los frontones. «Me siento muy orgulloso de estar entre vosotros, pues os conozco a muchos de vosotros», señaló.

También tuvo palabras para el que será el futuro de la pelota. «Veo que aquí hay muchos chavales que han venido a estar con los que ahora son figuras. Yo también tuve esa misma ilusión y les digo que no la pierdan, que la mantengan, porque eso nos sirvió a algunos para llegar hasta la cumbre, que todo es posible», les animó.

«Paz interior»

El autor de la publicación, el periodista y escritor donostiarra Álvaro Bermejo, resaltó la figura de Retegi I y, en especial, su «paz interior», algo que «irradiaba desde su primera mirada». Defendió, asimismo, la idea que sostenía Jorge Oteiza de que el frontón es una especie de templo o santuario, similar a las cuevas utilizadas hace miles de años por los primeros humanos, «un lugar de comunicación con lo trascendente».

Desglosado en doce capítulos, el libro, en euskara y castellano, relata la vida y milagros del pelotari de Erasun, cómo en sus primeros años decidieron que estudiase para sacerdote –vocación que abandonó–, qué le ocurrió para que, siendo diestro, se manejase de manera formidable con la zurda o su espectacular irrupción, tanto en la categoría de aficionado, como más tarde a nivel profesional.

Igualmente, relata el inicio del domino navarro al derrotar a Atano X, los duelos frente a Lajos y la histórica final contra Gorostiza en 1974. Del mismo modo, hay espacio para el enfren- tamiento entre tío y sobrino, que acabó en un contundente 22-1 a favor del segundo, cierta polémica y una comida final entre ambos como colofón.

En la presentación de la biografía también participaron responsables políticos, del mundo de la pelota, antiguos pelotaris –además de los Retegi, se pudo ver a Irujo, Eugi y Eulate–, así como al rojillo Oier, familiar de la saga, que ostenta el apellido Retegi en tercer lugar. Un acto, en definitiva, cargado de simbolismo y reconocimiento hacia una leyenda del frontón.