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Se va «Monsieur Retraite» y el viaje de (Papá) Noel se complica

La situación se enreda para el presidente francés Emmanuel Macron quien ayer debió aceptar «a su pesar» la dimisión de la persona que eligió para comandar un proceso de concertación sobre la reforma de pensiones, Jean-Paul Delevoye, acorralado por revelaciones sobre conflictos de intereses.


El presidente francés, Emmanuel Macron, se vio obligado ayer a soltar lastre. La publicación en cadena de informaciones sobre el alto comisario para las pensiones, Jean-Paul Delevoye, le obligó a tomar una decisión en la fecha, eso sí, más inoportuna. A sólo unas horas de que, hoy, el Estado francés vuelva a ofrecer una imagen de parálisis en el transporte y agitación en las calles, el jefe del Elíseo aceptó la salida de su «Monsieur Retraite».

Desde antes de que, hace una semana, el primer ministro francés, Edouard Philippe, saltara a la arena para presentar «los detalles» de la reforma de pensiones, la situación de Delevoye se presentía ya complicada.

Las primeras revelaciones le vinculaban a organismos que tienen que ver con la gestión del modelo de protección social, y ponen en jaque reformas como la de la prestación del desempleo, en vigor desde el 1 de noviembre, o la de las pensiones, que Macron espera que sea aprobada el año próximo.

El afectado trató de espantar a manotazos la nube de la sospecha apuntando a un olvido involuntario en su declaración ante la Alta Autoridad para la Transparencia. Sin embargo, el pasado fin de semana el suelo se abrió bajo sus pies. Mientras distintos ministros se prodigaban en los platós de televisión tratando de maquillar los efectos en los bolsillos de los futuros jubilados del nuevo modelo universal por puntos, en las portadas se desgranaba el dato que ha fulminado a «Monsieur Retraite»: Delevoye debió corregir su declaración y reconocer que ha compatibilizado el mandato que le fue dado por Macron con el ejercicio de funciones en una docena de organismos.

Esa repentina cura de la amnesia que sufría Delevoye dejaba sin margen a un Macron que, por más que sea un gestor político sin gran historia a sus espaldas, debe estar tentado de explorar hoy en los viejos manuales del Elíseo, esos por los que los problemas de un presidente se traspasan, visto y no visto, a los hombros de su jefe de gobierno.

Es una evidencia que, desde ayer, Edouard Philippe está un poco más solo, y también que aparece como el principal valedor de una reforma que volverá a ser cuestionada hoy, mediante bloqueos y marchas, por un movimiento social que goza de las simpatías del 54% de la población, según los sondeos.

Pero eso no puede ocultar el hecho de que ha hecho falta una tormenta mediática para que caiga un representante público cuyo proceder remite a una práctica habitual en ese «mundo viejo» que Macron prometió dejar atrás. El empeño de los medios de comunicación fue el que forzó al ya «ex» –van 12 ángeles caídos desde que Macron llegara al Elíseo, en 2017– a dar cuenta de sus quehaceres paralelos, la mayoría no remunerados, otros pagados generosamente. Hasta entonces, ni se acordaba de actividades que sumaban ingresos extra superiores a los 100.000 euros anuales.

Hay gente que está bastante más al tanto del dinero que ingresa o no en su cuenta corriente. Ayer, un sindicalista vasco, Peio Dufau, adscrito a la sección sindical de la CGT en la compañía ferroviaria SNCF, transcribió en Twitter una conversación entre un ferroviario en huelga y su hijo. El pequeño pregunta si habrá regalos en Navidad. El padre responde que lucha para dejarle el mejor regalo, un futuro con solidaridad. No es el único mensaje que los ferroviarios han colgado en redes en las últimas horas, tratando de replicar a los discursos culpabilizadores en su contra, cargados de referencias navideñas. Por cierto, hoy la SNCF debería aclarar a los usuarios si los billetes que compraron les llevarán a casa el fin de semana. Viajar es un reto difícil, no sólo para Papá Noel.

En todo caso, la renuncia de «monsieur Retraite» no para el reloj, aunque sí hace más urgente si cabe buscar soluciones que no desprecien, ni a corto ni a largo plazo, el factor humano.