Victor ESQUIROL
VERSIÓN ORIGINAL (Y DIGITAL)

El otro origen navideño

Siento recurrir de nuevo al mismo catálogo, más aún cuando parece que este no necesite de publicidad alguna, pero resulta que en la inabarcable batería de películas y series que propone la todopoderosa Netflix, es fácil perderse entre sus infinitos recovecos. Y por ende, es aún más fácil que los productos aparentemente menores que llegan a su escaparate, queden rápidamente desplazados por esa incesante ola de estrenos a la que dicha productora, distribuidora y exhibidora nos ha acostumbrado.

El caso es que tomando uno de los muchos desvíos concebidos por el famoso algoritmo, doy casi sin querer con una película de animación. Su título es “Klaus”, y su director es Sergio Pablos, un madrileño que probó suerte trabajando para la también todopoderosa Disney, y que más adelante se pasó a la Universal para dar a luz al éxito comercial de “Gru, mi villano favorito”... y que más adelante aterrizaría en territorios del VOD para ofrecer la que, de momento, y sin lugar a dudas, es su mejor obra.

“Klaus” es, al fin y al cabo, una película con clara vocación de «clásico navideño», que se confirma como tal (y no era cima fácilmente conquistable) en cada imagen y situación propuesta. Desde su formidable arranque, el equipo comandado por Sergio Pablos se dedica a maravillar la retina del espectador con una estética y un gusto detallista al alcance de muy pocos animadores. Nuestro punto de vista se mueve hábilmente de un lugar al otro, dotando a la narración de un dinamismo contagioso, y que de alguna manera ya va cocinando, a fuego rapidísimo, ese sentido de la aventura del que beben casi todos los cuentos destinados a permanecer.

En este caso, tenemos a un perezoso cartero que ha heredado dicho oficio por derechos –privilegiadísimos– de sangre. El chico no da pie con bola porque no siente interés alguno por una vida excesivamente cómoda... Hasta que su padre decide tomar cartas en el asunto, y mandarle a un puesto fronterizo donde no le quedará otra que curtirse ante las inclemencias de un clima cruel... y de la cara más oscura de la naturaleza humana.

Resulta que el chico termina en un gélido pueblo norteño, cuyo día a día transcurre entre los puñetazos, las patadas y los insultos propinados por unos vecinos abducidos por una serie de rencillas atávicas entre clanes. Un ambiente hostil, se mire como se mire... que a lo mejor podrá ser domesticado con aquello que tanto esperamos en estas fechas: la magia navideña.

En el territorio aparentemente más inhóspito, Sergio Pablos predica las bondades del altruismo y la cordialidad. Lo hace con constantes gestos de complicidad al humor adulto, pero sin perder nunca de vista al niño que aún llevamos dentro. El resultado es una comedia ingeniosa en el apartado visual, y deliciosamente cálida a la hora de abordar la odisea más emocionante: descubrir y maravillarse ante los efectos sanadores de un buen regalo.