MAR. 03 2020 OBITUARIO Adiós al poeta de la Teología de la Liberación GARA Poeta, sacerdote, revolucionario y ministro de Cultura durante los primeros gobiernos del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), al que se enfrentó en los últimos años, Ernesto Cardenal falleció el domingo en Managua a los 95 años. Cardenal era uno de los principales exponentes de la poesía latinoamericana, fue reconocido y premiado en numerosas ocasiones, y uno de los más destacados defensores de la Teología de la Liberación cuyo compromiso político con los pobres y contra las injusticias le llevó a colaborar estrechamente con el FSLN en su lucha contra la dictadura de Somoza. Tras el triunfo de la revolución, en 1979, ocupó hasta 1987 la cartera de Cultura en un Ejecutivo que también integraron otros dos sacerdotes, su hermano Fernando Cardenal y Miguel D’Escoto. Una de las imágenes que acompañó siempre al poeta nicaragüense fue la de la reprimenda pública que le brindó durante su visita al país en 1983 el furibundo anticomunista Juan Pablo II, molesto por sus posición política y religiosa. Un año después suspendió a divinis del sacerdocio a los tres curas del Gobierno. Tuvieron que pasar treinta años para que el papa Francisco le levantara hace un año el castigo. Su familia había decidido que estudiara Derecho, pero pronto asumió su vocación literaria. Tras cursar Filosofía y Letras ingresó en el monasterio trapense Getsemaní, en Kentucky, donde conoció a Thomas Merton, su mayor influencia literaria, decisiva también para la fundación en 1966 de la comunidad de Solentiname, que pronto se convirtió en refugio de líderes de la guerrilla. Cardenal se distanció años después de Daniel Ortega, con quien fue muy critico tras su regreso al poder en 2007. Abandonó el FSLN en 1994 junto a otros dirigentes sandinistas críticos con la dirección de Ortega, y respaldó el Movimiento Renovador Sandinista (MRS). En los últimos meses se opuso al diálogo entre el Gobierno y la oposición y exigió la salida del matrimonio Ortega-Murillo del poder. El Gobierno, sin embargo, decretó tres días de luto nacional y calificó al poeta de «gloria y orgullo» de Nicaragua. El poeta será enterrado en la comunidad de Solentiname que él mismo fundó en el Lago Nicaragua.