APR. 02 2020 GUTUNAK Revisión de penas y humanismo AGUSTIN ARMENDARIZ IZAGIRRE Hermano de Iñaki Armendariz, preso en Herrera de la Mancha Soy Agustín Armendariz Izagirre, tengo a mi hermano José Ignacio en la cárcel de Herrera de la Mancha (Ciudad Real). Nuestro padre falleció sin verle en los últimos once años. Mi madre tiene 88 años con una minusvalía del 70% y una dependencia severa. En los últimos once años fue una vez y volvió tremendamente cansada y dolorida, su salud es muy delicada. Pedimos su derecho a estar cerca de su hijo presentando el certificado de invalidez, y le fue denegado. Luego está mi hermana con su familia y yo con la mía con dos hijos cada uno. En estos largos años hemos tenido que conjugar la crianza de nuestros hijos y el cuidado a nuestros padres así como tres tías de avanzada edad que dependían totalmente de nosotros. Hemos tenido que afrontar esta difícil situación de gran costo personal y económico. Siempre intentando ser positivos con la esperanza de que esto cambie, pero la realidad nos dice que todo sigue igual. José Ignacio está a 650 kilómetros de su casa en primer grado, en situación de aislamiento hace veintidós años, con todo sus comunicaciones intervenidas. Se le aplicó una sentencia brutal por unos hechos que, comparando con otro tipo de delitos de carácter social, es totalmente desmesurada y fuera de toda lógica. Tiene 25 años íntegros con código nuevo sin ninguna posibilidad de reducción de pena. Creo que «ya» son tiempos para hacer revisión de penas y adecuarlos a la realidad. No se le conceden ni permisos ni cambio de grado, ni la posibilidad de estar cerca de sus familiares y, más en concreto, de su madre, que está en una situación de salud muy mermada. Creo que después de veintidós años en la cárcel en unas condiciones tan duras y en la situación que vivimos actualmente que es necesario fortalecer la convivencia. Ya es hora de poner más humanismo en este tipo de situaciones.