Arantza Armentia Kortazar
Vecina de Sansomendi y enfermera
KOLABORAZIOA

¿Acto solidario o propagandístico?

La semana pasada asistimos, ante el asombro de muchas vecinas de Vitoria–Gasteiz, a un despliegue informativo a nivel estatal sobre una noticia que definieron como «el vibrante desenlace a una campaña solidaria por generación espontánea». Me refiero a la noticia titulada “Guiño histórico de Sansomendi a la Guardia Civil”. Como vecina de Sansomendi y enfermera de profesión me gustaría hacer algunas puntualizaciones al respecto.

Siendo altamente sensible a la situación de crisis sanitaria que estamos padeciendo y respetando que cada persona puede hacer lo que considere oportuno, no puedo estar de acuerdo en confundir a la opinión pública entre lo que es un acto solidario y una instrumentalización de ese mismo acto con fines propagandísticos.

La verdadera solidaridad es ayudar a alguien sin recibir nada a cambio y sin que nadie se entere. Ser solidario es, en su esencia, ser desinteresado. La solidaridad se mueve sólo por la convicción de justicia e igualdad. Bajo mi punto de vista ninguna de estas premisas se ha cumplido en este caso. Si leemos detenidamente el artículo publicado y difundido en los medios de comunicación locales y estatales, me surgen varias dudas y reflexiones.

Según dice el Ministerio de Interior respecto al cometido de la Guardia Civil, «sus labores quedan reservadas al ámbito extracomunitario, como la vigilancia de puertos, aeropuertos y aduanas o el régimen general de extranjería».

Por lo tanto me pregunto, ¿el colectivo al que se pretende proteger, es decir, la Guardia Civil, está realmente en una situación de extrema vulnerabilidad con respecto al coronavirus, o su situación es común a la de la mayoría de la ciudadanía de la Comunidad Autónoma Vasca?

Es muy significativo que, en un barrio como Sansomendi, haya personas que se acuerden de un colectivo con medios y poder adquisitivo y no se acuerden de vecinos y vecinas que se encuentran en situación de exclusión social y, en muchos casos, de pobreza extrema. ¿Quiénes son más importantes en estos momentos, los primeros o los segundos?

Además, ¿era necesario que supiéramos los nombres de las personas supuestamente solidarias y de sus respectivos comercios? Y por si acaso no nos dábamos cuenta de quiénes eran, ya se han preocupado de aparecer en sendas fotografías e incluso en vídeos.

En mi modesto entender, la verdadera finalidad de la solidaridad es la que se dirige al ser humano en estado de necesidad. Y en este caso, está claro que el uso del término «solidaridad» ha quedado totalmente desvirtuado ante el abuso que se ha hecho del discurso político y de un denominado marketing solidario, que nada tiene que ver con la solidaridad real.