APR. 25 2020 JOPUNTUA No dejéis a los fachas la bandera de la libertad Arturo Puente Periodista Ya sé, querida lectora, que probablemente eres una persona comprometida y con principios bien asentados. Que sabes que en Europa hemos estado viviendo como niños malcriados –unos bastante más que otros– a costa de la explotación de otros seres humanos. Que el feminismo te ha enseñado que la vida siempre es más importante que la economía y el ecologismo que tenemos que renunciar a algunas cosas ahora para no tener que renunciar a todo mañana. Todo eso tú ya lo sabes. Pero me gustaría llamarte la atención sobre algo que, como hasta ahora dábamos por seguro, desde las izquierdas hemos desatendido en las últimas décadas. La libertad, así, en abstracto, ha sido lo que las personas y los pueblos han buscado siempre inmediatamente después de tener garantizado que no se morían de hambre. Libertad para decidir sobre nuestras vidas, sobre nuestros cuerpos, sobre nuestro ocio, sobre qué y cómo nos expresamos. La pandemia nos ha exigido renunciar a toda nuestra libertad para poner la salud en el centro. Es posible que te parezca razonable y lo entiendo. Pero quiero alertarte de que esta es una situación tremendamente tentadora para los gobiernos de todo color y, sobre todo, para los aparatos de los Estados, siempre atentos por si pueden recortar parcelas de esas libertades públicas que tanto les molestan. La nueva normalidad tras el confinamiento querrá suprimir derechos conquistados con la excusa de salvarnos la vida. Lo peor que la izquierda puede hacer ante esto es pensar que la libertad es una cuestión menor, una preocupación insolidaria, egoísta y algo que defienden los seguidores de Trump en EE UU y en España los oyentes de la COPE. Primero porque no es verdad. Pero sobre todo, porque cuando la gente vuelva a preocuparse por esta cuestión, sea para ir a dar una vuelta o sea para manifestarse por la vivienda, más vale que sus únicos referentes no sean los fachas y el barniz pseudolibertario con el que tratan de camuflar sus ideas de siempre. La nueva normalidad tras el confinamiento querrá suprimir derechos conquistados con la excusa de salvarnos la vida