El presidente venezolano, Nicolás Maduro, intenta rescatar el devastado sector petrolero del país al nombrar ministro del Petróleo a su vicepresidente económico, Tareck El Aissami, acusado por EEUU de «narcoterrorismo» y por cuya captura ofrece 10 millones de dólares.

Proveniente de una familia de origen sirio-libanesa y de total confianza de Maduro –se reivindica «radicalmente chavista»–, El Aissami, tendrá como misión reestructurar y reorganizar el Ministerio del Petróleo para «adoptar las medidas necesarias para garantizar la seguridad energética» del país y «proteger la industria ante la agresión multiforme externa e interna». Todo ello en un momento en el que el precio del bruto está en mínimos históricos.

Maduro también ha nombrado como presidente de la empresa estatal Petróleos de Venezuela SA (Pdvsa) y de su junta directiva a Asdrúbal Chávez, primo del fallecido líder Hugo Chávez y que ya fue responsable de Citgo, filial de la compañía en EEUU. También fue ministro del Petróleo entre 2014 y 2016.

Citgo está desde el año pasado bajo control de una junta directiva «ad hoc» designada por la opositora Asamblea Nacional y que responde al líder de oposición, Juan Guaidó. Todo ello tras la catarata de sanciones ordenadas por el presidente de EEUU, Donald Trump.

Cargos y Revolución

EEUU acusa a El Aissami de envíos de más de 1.000 kilos de drogas desde Venezuela a México y EEUU y de formar parte de una red de venta de pasaportes venezolanos a ciudadanos de Oriente Medio. Él niega tajante los cargos, que considera un «reconocimiento» a su «condición de revolucionario antiimperialista».