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SICOLOGÍA PARA UNA CRISIS

Abrazar es salud


Kaixo Igor, soy Mikel. Mucho se preocupa el Gobierno de los negocios y la economía en general, y poco de las relaciones sentimentales y familiares. No poder abrazar a mi madre de 83 años, que lleva dos meses sola, me tiene cabreado desde el principio del estado de alarma. Pero es que ahora tampoco podré hacerlo, porque vivimos en provincias distintas. ¿Por qué esa falta de humanidad a la hora de adoptar medidas? ¿No nos iría mejor si en esta sociedad le diéramos más importancia al factor emocional?

Kaixo, Mikel. Escucho tu enfado como algo que muchos podemos compartir, unos desde la rabia, otros desde la frustración, otros desde el cansancio… Confío en que el aislamiento durante esta crisis sirve para lo que dicen que sirve, y al mismo tiempo, sus consecuencias en general no son fáciles de asumir.

En lo que a nuestro tema respecta, la soledad es un factor de riesgo de salud, lo era antes de esta situación y lo estamos comprobando durante estos días. Y es que, a pesar de que el sufrimiento sicológico es algo que todos experimentamos en algún grado y en algún momento, para algunas personas llega a ser insoportable. Cuando la soledad está repleta de fantasías que atemorizan, de preocupaciones que terminan generando estrés, la sensación de vulnerabilidad se incrementa, sobrepasando a veces la capacidad para pensar, y la voluntad de echar adelante. Espero que no sea el caso de tu ama y que hayáis podido establecer algún tipo de contacto sustitutivo que os vaya bien a ambos.

En general, somos de los que más antidepresivos y ansiolíticos tomamos en Europa, y todo porque las relaciones de cuidado sicológico son una mínima parte de la idea de atención sanitaria, por ejemplo. La atención sicológica en atención primaria es muy insuficiente, lo que termina derivando en la prescripción y consumo crónicos de medicación, que palia síntomas pero no ataja causas.

Así que, en respuesta a tu pregunta, también creo que las cosas deberían afrontarse de manera diferente (lo veo todos los días). Sin embargo, las relaciones de intimidad no pertenecen al ámbito de lo político, eso es cosa nuestra, de los individuos, y dentro de las circunstancias cambiantes de la vida, que serán muchas y diversas, es nuestra tarea mantener los vínculos con dignidad y fortaleza. Venga lo que venga.