Fede de los Ríos
JOPUNTUA

De neonormalidades

Vaya perra la de Pedro con lo de nueva normalidad. No teníamos más que suficiente con la que imperaba que ahora la quiere renovada. Normalidad, la cualidad de lo normal. Lo normal, lo que es u ocurre como siempre, sin nada extraordinario. Normal en España, tanto en la llena como en la vaciada, es que los torturadores mueran disfrutando de medallas pensionadas y normalidad democrática de la nueva es el mensaje: «Mal día para nosotros los policías. Informan que ha fallecido Antonio González Pacheco, este país le debe la democracia. Sin sus servicios contra el FRAP, GRAPO y ETA, no hubiéramos podido asentar la democracia». A partir de ahora la práctica del «quirófano» la realizarán con mascarillas y guantes de nitrilo en vez de cuero. Por el bien del interrogado y del interrogador.

Las cajeras y dependientas, en la nueva normalidad con suerte llegarán a mileuristas como antes, pero arriesgarán su salud con la ayuda de mascarillas fpp2. Al creativo y saludable trabajo se le añade la emoción del riesgo.

En la nueva normalidad las mascarillas se producirán en diferentes estampados y calidades. A muchas mujeres les será más fácil y menos embarazoso el ocultar algún que otro moratón en su rostro. En la neonormalidad seguirá la norma de tener que vender el tiempo de nuestra vida (día tras día y año tras año) a cambio de un salario, más reducido aún que en la vieja normalidad. Culpa del Covid-19 dicen los compradores de nuestro tiempo, los amos.

El orden social gracias al Big Data será más ordenado. O nosotros o el caos, dijo el ministro.

Un día como hoy, en la Francia de 1796, estalló la Conspiración de los Iguales: «¡Pueblo!, despierta a la esperanza… Alégrate a la vista de un futuro feliz… los males no pueden ser mayores, no pueden empeorar más; ¡no pueden arreglarse más que mediante un trastorno total! ¡Que se confunda, pues, todo! ¡Que todos los elementos se compongan, se mezclen y entrechoquen! ¡Que todo caiga en el caos y que del caos surja un mundo nuevo y regenerado!». Qué grande Babeuf. Y nosotros, qué pequeños.