MAY. 14 2020 JOPUNTUA Ochomiles para todas Itziar Ziga Escritora y feminista Si en la barriga de tu amatxo te creció un clítoris, bingo, tienes entre las piernas 8.000 terminaciones nerviosas libres exclusivamente para el placer. Bien que lo sabes amiga, o amigo. Tampoco tienes de qué quejarte a la madre naturaleza, portador o portadora de un glande, por su lujuriosa sensibilidad: nada menos que 4.000 receptores de gustera. Claro que nuestro ochomil, tardó muchísimo en ser descubierto por el patriarcalizado conocimiento científico. Tanto conquistador de los genitales femeninos diseccionando sin anestesia a esclavas negras y migrantes irlandesas, tantos padres blancos de la ginecología disputando entre ellos para clavar sus putos nombres como alfileres en nuestros coños, y hasta 1998 no conocimos la verdadera grandeza de un clítoris. Fue entonces cuando la uróloga y cirujana australiana Helen O’Connell describió los cuatro anclajes del apocalipsis multiorgásmico que se adentran en las pelvis de la mitad de la humanidad. Solo la cabecita, asoma. Gracias precisamente a que la mayor parte del clítoris profundiza en nuestras carnes, puede hacerse aflorar quirúrgicamente para que vuelva a sentir toda la inmensidad del mundo. El renacimiento clitoriano se practica con éxito desde los años 80, yo me enteré hace poco: desde entonces, respiro más hondo por todas mis hermanas. La ablación acaba de ser prohibida en Sudán y me emociono, su eliminación mundial es ya inexorable. Son ellas, las mujeres en cuyos países es tradición, quienes la están derribando desde un activismo tenaz, empático, imparable. No la Organización Mundial de la Salud, no las feministas blancas. Ellas vivieron la ablación de niñas, ellas saben cómo hacerlo. Y sus cuerpos no son aberrantes. Ningún cuerpo es aberrante. Oh, Freud, de haber tenido un ochomil entre las piernas: ¡para rato escribías esas chorradas sobre envidia del pene, ni catalogabas el placer clitoriano como convenientemente superable! Hay muchas modalidades de patriarcado y de ablación, y vamos a acabar con todas. La ablación acaba de ser prohibida en Sudán y me emociono, su eliminación mundial es ya inexorable. Son ellas, las mujeres en cuyos países es tradición, quienes la están derribando