Aduriz se despide desde San Mamés arropado por toda la «cuadrilla»
En un emotivo adiós dice que no necesita homenajes y que nunca podrá devolver todo el cariño recibido.
Aritz Aduriz ha marcado una época en el Athletic y su despedida estuvo cargada de emociones, pese a tener que realizarse con las gradas vacías y con las medidas adoptadas por el coronavirus. El ariete donostiarra saltaba al césped de San Mamés con el himno sonando acompañado por sus hijas pequeñas y su pareja y, tras cruzar el pasillo de honor realizado por sus compañeros, se sentaba frente a la portería en la que marcó su último gol arropado también por el cuerpo técnico y el presidente Aitor Elizegi.
Tras un repaso a veinte de sus mejores tantos, Aduriz tomaba la palabra y con un discurso íntegramente en euskera agradecía a todas las personas que han estado cerca suyo durante su trayectoria. En especial, a su mujer, hijas, familia y compañeros de equipo sin olvidar a entrenadores, presidentes, trabajadores del club y aficionados.
«Nunca podré devolver todo lo que me han dado. Ha sido un privilegio», decía tras insistir en que era un día para estar contento porque «nunca hubiera imaginado una trayectoria tan larga y tan bonita». El delantero aseguraba en su adiós a los 39 años que «me voy tranquilo» porque «dejo el Athletic en buenas manos» y reconocía que lo más duro va a ser no volver a encontrarse con la «cuadrilla» en Lezama. Aduriz repitió en varias ocasiones ese término para definir el ambiente que se respira en el Athletic, al igual que hizo en las celebraciones de la Supercopa en 2015 desde el balcón del Ayuntamiento de Bilbo.
«El Athletic es especial y así lo siento. Tenemos un grupo humano bestial y eso nos hace diferentes. Es como una cuadrilla compitiendo contra el resto del mundo», subrayaba.
Con la voz entrecortada y bebiendo agua, el donostiarra terminaba la alocución destacando que «este viaje ha sido maravilloso, inmejorable, y sobre todo, lo que nunca cambiaría es con quién lo he podido compartir».
A preguntas de los periodistas explicaba que los dos meses de confinamiento en casa por el coronavirus le han pasado factura en la cadera y que cuando regresaron a los entrenamientos en Lezama constató que había empeorado. «Siento que es mejor tanto para el Athletic como para el equipo que dé un paso a un lado», comentaba.
Aduriz añadía que consultó con un especialista que le advirtió que debía pasar por el quirófano cuanto antes para poder realizar vida normal en un futuro. En este sentido, detallaba que si todo se mantiene según lo previsto será operado el próximo sábado y aseguraba que le gustaría ayudar en el final de temporada. El ariete asumía que no podría jugar la final de Copa, ni aunque se hubiera disputado este verano, porque su cuerpo ha llegado al límite. También dijo que no necesita homenajes ya que los ha recibido en cada partido en San Mamés.
Recuerdos y anécdotas
Cuestionado por los medios sobre los mejores momentos, Aduriz citaba su último gol de chilena ante el Barcelona como el más especial ya que pudo ver celebrar el tanto a sus hijas en la grada. Al repasar ese instante, no pudo contener las emociones. Asimismo, mencionaba el título de la Supercopa porque «con el tiempo la hemos ido valorando todos un poco más». «En ese momento pareció que fue algo fácil, entre comillas, pero hay que darle mérito. Ganamos al Barça de Messi a doble partido», afirmaba.
A Aduriz le preguntaron también cómo le gustaría ser recordado y reconocía que «es difícil hablar de uno mismo, pero diría que alguien que ha hecho todo lo que ha podido y, sobre todo, por intentar jugar en este equipo, en el Athletic, y vestir esta camiseta lo más dignamente posible».
Aduriz se retira tras 407 partidos con la camiseta rojiblanca y siendo el sexto goleador de la historia del club. En el apartado de las anécdotas quedará para siempre que el alemán Ter Stegen -como él mismo ha reconocido- es el portero que más le ha sufrido al marcarle seis goles, cuatro en la Supercopa. Otra figura clave en su trayectoria es Josu Urrutia. Ambos coincidieron sobre el terreno de juego en el debut con el primer equipo del delantero donostiarra. Fue el 11 de setiembre de 2002 en una eliminatoria de Copa en el campo de Basarte en Amurrio. El Athletic se impuso por 1-2 con goles de Guerrero y Urzaiz en el que fue el último partido oficial de Urrutia.
Aduriz disputaría otros tres encuentros, pero en verano tuvo que hacer las maletas rumbo al Burgos. De ahí pasó al Valladolid en Segunda y el Athletic le repescaba en el mercado de invierno de 2006. El delantero contribuyó a la salvación del equipo con seis goles. La campaña siguiente volvió a tocar sufrir hasta la última jornada para mantener la categoría. Con la llegada de Caparrós perdió protagonismo y el entonces presidente Fernando García Macua decidió malvenderlo al Mallorca. El Athletic nunca llegó a cobrar todo el traspaso. Cuando Urrutia accedió a Ibaigane en 2011 sus caminos se volvieron a encontrar. El expresidente revelaba hace unos días que tenía entre «ceja y ceja» su fichaje y que lo apalabró al llegar al cargo. El traspaso se concretaba al año siguiente a cambio de 3 millones de euros. Aduriz regresaba a casa con 31 años, poco antes de que Llorente se negara a renovar el contrato.
El donostiarra señalaba que su trayectoria demuestra que nunca hay que rendirse ante las adversidades. Y en otra reflexión decía que el Athletic es algo más que un equipo de fútbol y que prefería luchar y perder con este club que en otro por el que no tenga sentimientos.
En su tercer intento para triunfar en el Athletic convenció a Bielsa desde el primer día y su explosión goleadora llegaba con Valverde. En una de las estadísticas que recoge Adurizpedia en twitter, se recuerda que Aduriz había marcado 23 goles en el Athletic en sus etapas anteriores, pero desde 2012 ha conseguido marcar 149.
Otra curiosidad destacada en la misma cuenta es que Aduriz es el único futbolista del Athletic que ha jugado un partido oficial con un padre y un hijo, al jugar su primer encuentro oficial con Aitor Larrazabal y estar en el campo en el debut de Gaizka Larrazabal, 17 años después.
Cambio de ciclo
Como ha sucedido en los últimos años con la salida de jugadores como Iraizoz, Iraola, Gurpegui o Susaeta, la retirada de Aduriz dejará un enorme hueco en el vestuario rojiblanco que será muy complicado cubrir en el terreno de juego. Las lesiones le han impedido rendir en las últimas dos temporadas y el equipo lo ha notado mucho en la faceta goleadora. Williams y Raúl García han tomado su relevo, pero sus números son más discretos. Se supone que Villalibre y Kodro dispondrán de más oportunidades en este final de Liga. Por detrás están también delanteros como Ewan Urain, lesionado de gravedad esta temporada en el Bilbao Athletic, pero que apunta maneras con sus 1,92 metros de estatura.
En los próximos días debería aclararse también el futuro de Beñat y San José. Terminan contrato el 30 de junio y Alkorta aseguró que les han planteado prolongar su vinculación hasta acabar el campeonato. Desde el club deberían cuidar el trato con dos jugadores con una trayectoria impecable y que han formado parte de la columna vertebral del equipo.