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Un «maneki-neko» para tiempos difíciles

Dice la leyenda (una de ellas) que un señor feudal se cobijó de una tormenta junto a un templo en Edo (antiguo Tokio) y un gato, con la pata en alto, le invitó a entrar. Poco después, un rayo partió el árbol bajo el que se había protegido el hombre, que se hizo amigo del pobre sacerdote y, agradecido, reconstruyó el templo Gotoku-ji, adonde la gente llevaba figuras de gatos cuando se cumplían sus deseos. Esa figura es un gato (neko) que invita a pasar (maneki), y se supone que atrae la fortuna. Un deseo nada desdeñable en tiempos de crisis como este.

Fotografía: Philip FONG | AFP