JUL. 12 2020 JOPUNTUA España, giro herético de la cristiandad Irati Jimenez Escritora Decía Baudelaire que España pone en la religión la natural ferocidad del amor y tenía razón. España ha tenido un fiero catolicismo al que su propio pueblo ha respondido en más de una ocasión con feroz saña católica. La revolución de Asturias de 1934 es un buen ejemplo: se saldó con más de 50 iglesias atacadas, cerca de 40 religiosos muertos y una salvaje represión que dirigió el general Francisco Franco comandando miembros de la Legión y de las tropas coloniales marroquíes y que se saldó con cientos de muertos y el encarcelamiento de más de 30.000 personas. Lo peor de aquella ferocidad es, sin duda, su carácter de ensayo general para lo que vino después y que la Iglesia no tuvo en cuenta absolutamente nada de lo que le advirtieron algunos de sus miembros, como el canónigo de la catedral de Oviedo Maximiliano Arboleya, que les explicó a los suyos que un país de católicos no se comporta tan violentamente contra su Iglesia si no tiene motivos fundados para identificar a sus pastores como sus opresores. Huelga decir que no sirvió de nada. La Iglesia española, a la que se conoce internacionalmente por ese siniestro antepasado de la tortura que fue la Inquisición, ha estado siempre en el lado incorrecto de la historia y todavía hoy puede jactarse de haber enterrado a un genocida bajo la Cruz más grande de la Cristiandad. No separar los poderes de la Iglesia y el Estado ha resultado nefasto para España y no solo ha destruido sus posibilidades de progreso sino su propia espiritualidad. En España, la cristiandad ha dado siempre un giro herético al alinearse con causas tan macabras como el fascismo, un movimiento lúgubre que estas elecciones quiere lograr en Álava un escaño central para sus funestas aspiraciones en Euskal Herria. Si hubiera cristianos en España les pediría que rezaran contra quienes quieren establecer en la tierra un gobierno de tinieblas, pero en un país en el que tantos cristianos son fascistas es evidente que hay más fascismo que cristiandad y mucha más herejía que religión. La Iglesia española ha estado siempre en el lado incorrecto de la historia y todavía hoy puede jactarse de haber enterrado a un genocida bajo la Cruz más grande de la Cristiandad