EDITORIALA
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Es hora de vaciar las cárceles, sin excusas

La detención ayer de Itxaso Zaldua, que estuvo presa durante 12 años en cárceles francesas y salió libre en 2017 después de que la Policía española y la Audiencia Nacional no encontraran cargos contra ella, es un intento de reproducir escenarios del pasado. La construcción de nuevas imputaciones en base a papeles antiguos y testimonios nuevos es utilizada como arma política por parte de las Fuerzas de Seguridad del Estado y la judicatura española. Son ya varios casos.

La gran mayoría de la sociedad vasca desearía superar la fase histórica marcada por la violencia atendiendo a la verdad, la justicia y la reparación para todas las víctimas. Sin embargo, sigue operando un ventajismo que es fácil de identificar si se asume la realidad evidente de que aquí ha habido un conflicto político, que ambas partes han violado derechos humanos y cometido delitos en base a todos los códigos penales existentes. La parte de los independentistas vascos ha purgado por ellos con condenas tremendas, con una gran entereza, pese a las condiciones inhumanas de una política de venganza que aún hoy perdura. En el otro lado, los torturadores y paramilitares españoles, así como sus colaboradores necesarios y superiores jerárquicos, entre los que destacan jueces y políticos, han gozado de total impunidad. Se ha visto recientemente con Felipe González y los GAL, que tiene el mayor índice de casos sin resolver y cuyos jefes y sicarios han sido premiados. En el momento en el que arrestaran a un torturador se empezaría a hablar en España de la importancia de la justicia transicional. No tuvieron el valor de asumir sus responsabilidades en lo que ellos diseñaron como una guerra y ahora hacen trampas contra la paz.

Detenciones políticas como la de ayer de Hernani no hacen más que generar dolor y entorpecer las soluciones políticas a problemas políticos. Es momento de vaciar las cárceles españolas de presas y presos políticos vascos, sin excusas; no de llenarlas con excusas.