La Eurorregión Aquitania-Euskadi-Navarra ha constatado que el cierre de la frontera durante el confinamiento ha afectado de manera muy importante a las relaciones transfronterizas. Los datos recogidos por medio de una encuesta muestran que existen importantes lazos socioeconómicos entre ambos lados del Bidasoa que se han visto fuertemente perjudicados por las restricciones de movimiento. Además de las cuestiones económicas y laborales, la encuesta constata que entre los tres territorios existen también importantes relaciones personales y de ocio. Asimismo, y desde el punto de vista institucional, los responsables políticos subrayan que la mayor parte de los proyectos de colaboración que se desarrollan entre las tres administraciones se han visto fuertemente comprometidos durante el cierre de la frontera.

Una lectura de esos datos deja dos conclusiones meridianamente claras. Por un lado, tanto la ciudadanía como los responsables políticos consideran que es necesario seguir profundizando en las relaciones transfronterizas, en especial en este momento, puesto que, entre otras cosas, puede servir también superar más rápidamente las consecuencias de la pandemia. Por otro, la problemática de las y los vascos que vive a ambos lados de la frontera no ha sido tenida en cuenta ni durante el confinamiento ni tampoco en la desescalada. Los llamamientos que hicieron los alcaldes de Irun y Hendaia para que se abriera el paso en la muga tuvieron escaso eco y aunque posteriormente fueron respaldados por los tres lehendakaris de Euskal Herria, el gesto no se tradujo en una presión efectiva.

Urge convertir la problemática de la gente que vive a ambos lados de la muga que divide a nuestro país en una prioridad política. En la presentación del informe se respaldó ese parecer. Ahora falta que instancias superiores sean conscientes también del reto. La ciudadanía ya está construyendo relaciones por encima de fronteras, solo falta el compromiso de los responsables institucionales.