AUG. 14 2020 JOPUNTUA La agenda neoliberal del Banco de España Isidro Esnaola Se ve que los funcionarios del Banco de España se aburren. En cierto modo, es lógico porque no hacen el que debería ser su trabajo, que no es otro, que supervisar la actividad de la banca. Pero ya se sabe que los banqueros son gente poderosa y mejor no soliviantarles con peticiones, circulares y leyes. A esos funcionarios poco les importan las quejas de los usuarios por todas las tropelías que sufren a diario: desde el cobro de comisiones abusivas hasta las largas esperas a causa de la reducción del personal que atiende en ventanilla. Los burócratas del Banco de España han encontrado una ocupación mucho más edificante: hacer el caldo gordo a la derecha neoliberal. Cuando no son los sesudos estudios sobre los altos salarios de los trabajadores, es el déficit y la necesidad de hacer más recortes en el gasto social. El último golpe ha sido contra las pensiones, aprovechando que el Pacto de Toledo les ha convocado a una reunión en agosto. No se les ha ocurrido otra cosa que calcular la rentabilidad financiera de las pensiones públicas. Es como si, por ejemplo, el Banco de España calculara lo que mis padres se han gastado en mí desde que nací hasta que me emancipé. Los gastos en comida, ropa, habitación, transporte, estudios, etc., y luego al resultado le aplicaran un rendimiento financiero, digamos del 3% anual, para calcular lo que les debería abonar como pensión para que la inversión que en su día hicieron conmigo fuera financieramente rentable. Delirante. Da la impresión de que no saben que hay cosas más allá de las finanzas. Por eso, los padres y madres gastan en sus hijas e hijos, y estos, llegado el momento, proveerán a su vez a los suyos, en una cadena sin fin de donaciones sin compensación. De la misma manera funciona el actual sistema de pensiones basado en el reparto: las y los trabajadores activos pagan ahora las pensiones de los que están jubilados, como en su momento hicieron ellos. Todo lo demás es sembrar confusión para atacar a las pensiones públicas. Los padres y madres gastan en sus hijas e hijos, y estos, llegado el momento, proveerán a su vez a los suyos, en una cadena sin fin de donaciones sin compensación. De la misma manera funciona el actual sistema de pensiones basado en el reparto