Contemporánea en San Telmo: Erkoreka, Domínguez y... ¿Bartók?

Salvando la hermosa propuesta del Laboratorio KLEM, este concierto era el único que la Quincena Musical ofrecía a las músicas contemporáneas de corte más vanguardista, y ni siquiera lo hacía en su totalidad, ya que la segunda parte estuvo dedicada a una obra de Béla Bartók, fallecido hace ya 75 años. Migajas, pero al menos las dos obras recientes que se presentaron fueron de gran calidad. 

El segundo cuarteto de cuerda del bilbaíno Gabriel Erkorkera, titulado “Quadrupole”, está teniendo un recorrido importante desde su estreno en mayo de 2019, tanto dentro como fuera del Estado español. No es de extrañar, pues se trata de una obra de enorme solidez y magisterio tanto en su planteamiento formal como en el uso que hace de los instrumentos. Es también una de las obras más extremas de Erkoreka, tanto por su intensidad como por los numerosos pasajes procesuales en los que parece inspirarse en las técnicas de Xenakis o Guerrero, aunque introduciendo siempre el inconfundible sello lírico de Erkoreka. El Cuarteto Granados, principal abanderado de la obra desde su creación, la defendió con compromiso y nervio.

A continuación llegó el estreno absoluto de “Tarab”, de Francisco Domínguez, alumno de Erkoreka en Musikene y una de las grandes promesas jóvenes de la composición en el Estado. La interpretación del Cuarteto Granados se recibió aquí un tanto plana en comparación con el resto de obras del programa, quizá debido a que se trataba de su primer contacto con la obra, pero las inseguridades no fueron impedimento para que pudiésemos apreciar la consistencia del entramado sonoro que Domínguez edifica sobre la música árabe. Quizá requirió algo de tiempo para introducirse en su propuesta sonora, pero el hábil manejo de la percepción del tiempo y su mágico y extraño melodismo terminaron por resultar hipnóticos.

El Granados finalizó su actuación con una poderosa versión del “Cuarteto nº 1” de Bartók.