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DE REOJO

Las mantas


Cuando alguien amenaza con tirar de la manta, es que no tiene manta o es una manta que ya no abriga. Las mantas siempre han sido símbolos de recogimiento casero, de amparo ante la llegada del frío y con ellas hemos hecho cursillos de gamberrismo infantil y juvenil. Las mantas incluso dieron nombre a unos explotados que viven de la venta ambulante, los manteros, porque exhiben sus mercancías en unas mantas atadas por cuerdas por las esquinas que les ayuda a salir corriendo de las policías con un hatillo a sus espaldas con lo que puede ser el ingreso para sobrevivir.

La manta que tenga Luis Bárcenas puede estar ya muy ajada, con muchos agujeros, ya que no tiró de ella cuando debía y podía pactar para tomar la iniciativa. Ahora aseguran que cuando entre su mujer en prisión con doce años de condena, puede entrarle un ataque de verborrea y declarar contra todos esos conmilitones con los que tanto robó y a los que dio tantos sobresueldos en sede oficial. Los que tienen mantas, son unos mantas, se tapan la cabeza con las mantas, pero dejan los pies a la intemperie y viceversa, son estos desfasados de la banda de Casado que intenta leer otra sentencia, como la que lee Rajoy que demuestra su poca moral al decir que la misma le repone ante la sociedad. Pues dice que mintió en sede judicial. Es un nuevo esperpento de una ultraderecha desquiciada. Mientras tanto con mantas o edredones, debemos ponernos a buen recaudo porque los datos mundiales, pero especialmente los europeos, nos advierten de que entramos en la segunda ola, aunque algunos aseguran que ya estamos en la tercera. Crecen en todos los lugares, las medidas drásticas imperan, Nafarroa va de mal en peor, y no se espera otra cosa que más malas noticias. Y algo muy importante, la tan cacareada inmunidad de rebaño es una mentira más.