OCT. 27 2020 JOPUNTUA El sinsentido de claudicar César Manzanos Doctor en Sociología Uno de los dramas de nuestra sociedad es que no transformamos las relaciones sociales y personales. Más bien nos empeñamos en reformar lo caduco, tratando de mantenerlo y, a lo sumo, añadiéndole discursos y prácticas que, finalmente, nos devuelven a ningún sitio. El capitalismo está colapsado, descontrolado y destruyéndonos. Las relaciones productivas y no productivas se fundamentan en la explotación y el lucro individual. Nuestra relación con la naturaleza se da en términos de explotación ilimitada de recursos creando las condiciones para que la propia naturaleza adulterada y exprimida nos extermine. Si no, que nos lo cuenten los virus. La forma de afrontar las tragedias y conflictos derivados de ello, no se plantea en términos de enfrentarlos y cambiar nuestro modo de vida. Hay quienes rezamos «por la paz un Ave María» y, negando lo que ocurre, lo soportamos y reproducimos. Hay quienes huimos hacia adelante anclados en utopías y viajando hacia lugares imposibles que nos frustran e inhabilitan. Pero hay también quienes, politizando nuestra realidad –construida por quienes gestionan nuestras vidas desde la huida y el rezo– la encaramos, habitando en la dura necesidad de sobrevivir. Por suerte esta actitud, a pesar de ser acallada con contundencia, se manifiesta cada día, en acontecimientos como el triunfo contra el golpe de Estado en las últimas elecciones en Bolivia, el triunfo popular en el referéndum en Chile y en un sinfín de luchas cotidianas allá y acá, demostrándonos que no tiene ningún sentido claudicar. Sin miedo al encierro o a que nos aniquilen, no perdemos el tiempo intentando deshacernos del infame capitalismo salvaje limitados por sus reglas de juego. Nos reinventamos en formas de relación y de acción política que suponen la abolición del mismo, incluso, cuando jugamos en su casa. Molestamos, porque ni complementamos, ni posponemos lo nuevo, realizamos los sueños de solidaridad y justicia social como praxis, no como objetivos aplazables a lograr en no sabemos qué paraíso terrenal. Esta actitud, a pesar de ser acallada con contundencia, se manifiesta cada día en acontecimientos como el triunfo popular en el referéndum en Chile