Raimundo Fitero
DE REOJO

Depresión

Átame a una incertidumbre y acabaré bombardeando mi estómago con pastillas que me provocarán nuevas patologías que necesitará de otras pastillas para que acabe con una edad indeterminada creyendo que nuestra misión es tomar pastillas de colorines por la mañana, al mediodía y a la noche. Asociadas a las circunstancias sanitarias, de restricciones o anulaciones de hábitos sociales, de pérdida de trabajo, de cambios de lugares para ejercer la labor, se están descubriendo rebrotes de otras enfermedades, incluso de alguna pandemia silenciosa que lleva décadas ejerciendo una presión no hospitalaria, pero sí socio laboral, como es la depresión.

Estudios de esta enfermedad pandémica comprueban como además de un impulso biológico, se complementa con lo que sucede en el entorno del individuo que empieza a tener síntomas. Por lo que las circunstancias personales, un despido, una pérdida de una ser querido o una separación, se pueden convertir en materiales depresogénicos al igual que el ambiente general, que en estos momentos de tantas circunstancias que acotan libertades y visión de futuro, se convierten en coadyuvantes importantes para entrar en ese estado donde la tristeza parece ser irremediable.

Estamos en una época depresogénica, por eso la Guardia Civil, de la mano de los vengadores con toga, ha emprendido una redada en Catalunya para acusar, arruinar su vida, tener sus minutos de televisión, dar material a las derechas españolas y, de paso, si se puede impedir que se aprueben estados de alarma o presupuestos, pues misión cumplida. Después saldrán sin cargos, o irán a los juzgados, serán absueltos o condenados, pero a nadie convencen de que se no trata de una operación libre del gluten partidista, anticatalanista, sino vengativa por lo sucedido con Trapero. No aprenden.