EDITORIALA
EDITORIALA

Siempre a rebufo, siempre obligado y siempre tarde

La secuencia de restricciones adoptadas en estas dos semanas son un recordatorio de que los gobiernos van a rebufo de la pandemia. Ocurrió en primavera, y al parecer no aprendieron nada en la breve tregua estival, pues hoy son igualmente incapaces de anticiparse a su propagación, y las medidas que se están articulando solo buscan atajar situaciones que se han vuelto incontrolables. Está pasando en toda Europa, pero eso no es consuelo para la ciudadanía vasca, cuyos representantes han pasado de recomendarles que acudan a sus segundas residencias, a abroncarles porque se han relajado y, después, pedirles «encarecidamente» que limiten sus relaciones.

Es algo que acaba de hacer Lakua, cuya gestión de la crisis merece capítulo aparte. La primera ola atropelló al Ejecutivo de Iñigo Urkullu, y en la segunda tampoco ha sabido aprovechar el margen temporal que le daba el ejemplo de lo que estaba ocurriendo en otros lugares donde el virus golpeaba con más fuerza para preparar una respuesta. No lo ha hecho, y la rapidez con la que todo se ha vuelto a torcer le ha obligado a tomar decisiones sobre la marcha, hasta el punto de que algunas medidas han quedado sin efecto casi antes de entrar en vigor. Esto ha propiciado que mucha gente no tenga claro qué es lo que se puede o no se puede hacer, algo que no justifica algunas actitudes impresentables como las que estamos viendo en los últimos días, pero sí explica este estado generalizado de hastío.

Del mismo modo, tampoco se entiende que la insistencia, lógica y obligada, en actuar sobre el ámbito social y de ocio, no se corresponda con medidas del mismo tenor en el espacio laboral. Ayer finalmente instó a fomentar el teletrabajo, una medida acertada que podría descongestionar el transporte público y evitar riesgos de contagio en centros de trabajo. No se entiende que no lo haya hecho antes. Y tampoco hay garantía de que antes de que se pueda aplicar quede invalidada por otras medidas, como por ejemplo un confinamiento general que ya nadie descarta.