Corina TULBURE
ELECCIONES LEGISLATIVAS EN RUMANÍA

Con una abstención de casi el 70%, el PSD vuelve y los ultras asoman

El PSD (Partido Socialdemócrata) ha ganado con un 30% de los votos las elecciones legislativas en Rumanía, unos comicios marcados por un índice histórico de absentismo tras los que una nueva formación, con discursos nacionalistas y ultraconservadores, ha entrado en el Parlamento.

Todos los partidos han ganado. Todos los partidos festejan la victoria. Solo hay un ligero problema: casi nadie ha salido a votar», comentó al cierre de las urnas el escritor Vasile Ernu. Las elecciones legislativas del domingo en Rumanía tuvieron la participación más baja desde 1990, solo un 30,5%. En 2016, la desconfianza en las formaciones políticas y en sus mensajes tuvo su reflejo en el 36% de participación, algo que produjo una auténtica conmoción.

El coronavirus y la falta de propuestas convincentes han sido consideradas las dos causas de este histórico absentismo. Pero, detrás, asoma también la pérdida de fe en el voto como mecanismo para lograr un cambio social.

En las últimas tres décadas se han alternado en el poder los dos partidos históricos, socialdemócratas y liberales, ambos acusados de corrupción y entregados a permanentes procesos de desacreditación mutua, a pesar de que siempre ha existido un auténtico intercambio entre los miembros de ambas formaciones, en función de quién tenía más posibilidades de ganar.

Pero el lunes los ciudadanos se despertaron con la noticia de la entrada de un partido ultraconservador en el Parlamento. Muchos aún se preguntan quiénes son y cómo ha ocurrido. No es solo que apenas se conociera su existencia, sino que tampoco habían estado presentes en las encuestas. La Alianza por la Unidad de los Rumanos, AUR (oro, en castellano), se presenta como nacionalista, religiosa, contraria a la UE, defensora de la familia, anti LGBTQ+ y seguidora de Donald Trump. Obtuvo el 8,6% de los votos cuando el umbral para entrar en el Parlamento es del 5%.

Grupos ultraconservadores y nacionalistas contrarios a lo que llaman «ideología de género» y a las minorías ya existían en el panorama social rumano. Ahí es donde la AUR ha encontrado su filón, además de presentarse como un grupo cercano a los votantes, que persigue un cambio en el paisaje político controlado por los llamados partidos históricos. Su presidente, Gheorghe Simion, con un discurso ultraconservador ortodoxo, promueve la unión de Rumanía y Moldavia. Durante la pandemia, miembros de la AUR han protestado contra el uso de la mascarilla y antes de las elecciones organizaron actos en distintos lugares en el país.

Pero la cercanía de miembros de la AUR con los de otros grupos o instituciones no es un secreto: Simion ha aparecido en fotografías con el presidente de la Academia rumana e intelectuales han pronunciado en los últimos años mensajes similares al discurso de la AUR. No se ha quedado fuera la Iglesia ortodoxa, que ha ganado protagonismo público en las últimas décadas, y los actos nacionalistas y ultraconservadores han sido financiados por diferentes partidos en el poder.

Coaliciones inciertas. El Partido Nacional Liberal apenas ha conseguido un 25%, pese a que esperaban ganar. La coalición de centroderecha USR-PLUS, que en las anteriores elecciones fue considerado un partido nuevo, una corriente contra el bipartidismo, ha perdido votantes y solo ha logrado un 14,75% tras verse desacreditada después de meses de luchas internas y anunciar planes de privatización del servicio público de salud. En agosto, Rumanía ocupaba el primer lugar en Europa en el porcentaje de fallecimientos por covid-19, a causa de la debilidad de un sistema sanitario con falta de camas en las UCI. El país invierte solo el 5,6% del PIB en sanidad, cuando la media europea es del 9,9%, según Eurostat. En noviembre, un incendio en un hospital donde estaban internados pacientes de covid dejó 15 muertos.

El voto de la diáspora ha ido a USR-PLUS, pero también a la AUR, tercera opción más votada. Con una participación muy baja –265.490 personas–, la diáspora rumana se ha percibido a sí misma en los últimos cuatro años como agente del cambio. El propio USR ha sido considerado un partido de la diáspora y las campañas han contado con movilizaciones en el extranjero.

El presidente, Klaus Iohannis, ha designado provisionalmente al ministro de Defensa, Nicolae Ciucă, como primer ministro tras la dimisión de Ludovic Orban a raíz del resultado electoral De las palabras de Iohannis, según su lectura de los resultados, se deduce su interés en que se forme una coalición de derechas: «Está claro que, si se suman los resultados, el centroderecha ha obtenido más de 50% de los votos emitidos». La coalición resultante representaría los intereses de una minoría, ya que un 70% del electorado no votó al no sentirse representado por ninguna opción. Un porcentaje muy alto que no confía en los actuales partidos e instituciones del Estado.