Karlos ZURUTUZA
RESEñA DE LIBROS

Kurdos: dos reflexiones para tiempos de guerra

Sendas novedades editoriales dibujan un retrato del movimiento kurdo mucho más allá de prejuicios y estereotipos alimentados por el ruido digital. Papel del bueno para la máquina de pensar.

No han sido años sino décadas las que le ha costado al resto del mundo distinguir a los kurdos cuando miraba hacia Oriente Medio. No obstante, casi tan doloroso como la indiferencia hacia su existencia resulta que fuera el monstruo del islamismo más radical el que los señalara en el mapa, allá por 2014: en el norte de Siria había un lugar llamado Kobani con el que querían hacerse los yihadistas y unas jóvenes que lo defendían junto a los hombres. Que la región más pequeña del territorio kurdo y la que menos población alberga se convirtiera en el escaparate global de dicho pueblo resultaba tan paradójico como oportuno. ¿Acaso no ha sido ese territorio conocido como Rojava el que ha marcado muchos de los tiempos en Oriente Medio durante la última década? Tan cierto como que los kurdos han pasado de ser actores secundarios a protagonistas de una película con una trama demasiado compleja como para verla del tirón. Dos propuestas firmadas por sendos colectivos próximos al movimiento kurdo nos invitan a parar para reflexionar, repreguntar y, en definitiva, tomar aire antes de seguir.

«El pueblo kurdo en Siria, una revolución en la pesadilla de la geopolítica» (DDT Liburuak) llega de la mano de Kurdistanekin Elkartasun Ekimena, una plataforma de solidaridad integrada por colectivos y asociaciones que incluyen a Komite Internazionalistak, Newroz y Askapena. Como ya adelanta el título, los kurdos encaran la guerra en Siria con una propuesta política sin precedentes en la historia de Oriente Medio, desmarcándose tanto de Damasco como de un movimiento opositor que no tarda en ser fagocitado por los islamistas. Se trata de un distanciamiento muy criticado por un sector de la izquierda que cierra filas con el baasismo supuestamente socialista y antiimperialista. Y ese es, precisamente, uno de los fuegos a los que se enfrenta la obra. Además de un repaso claro y bien documentado al papel de los kurdos en una de las guerras más complejas de nuestros días, el libro aborda algunas cuestiones de forma directa y con capítulos que responden a preguntas como: «¿Son las fuerzas kurdas el Caballo de Troya de EEUU?» o «¿Le debe algo el pueblo kurdo a la dinastía de Al-Assad?». Y es que la batalla se libra en muchos frentes: desde Mesopotamia hasta despachos en Moscú, Ankara o Washington, pasando por siniestras terminales desde las que se escupe la tinta de las fake news. Se subraya algo muy básico: ni Estados Unidos ni la UE se embarcan en ninguna campaña que no resulte económicamente provechosa, pero tampoco lo hacen Rusia o Irán. Los kurdos se encuentran en el epicentro de una Tercera Guerra Mundial para la que ya no sirven esquemas narrativos de los tiempos de la Guerra Fría. Seguir la trayectoria más reciente de este pueblo condenado a los arcenes de la historia es algo así como contemplar el paisaje desde una atalaya. Y aquí lo hacemos desde Siria.

La segunda propuesta es «Mujer, vida, libertad» (Descontrol), un volumen coordinado por el Instituto Andrea Wolf, una rama de la Academia Jineolojî de Rojava que lleva el nombre de la primera alemana caída en la lucha por la libertad del pueblo kurdo. Hablamos, pues, de una obra escrita a muchas manos y desde las tripas del movimiento que intenta condensar en 488 páginas la historia, la filosofía y los desafíos de las kurdas a través de algunos de sus rostros más relevantes. El método de trabajo ha sido la entrevista con «guerrilleras, madres, abuelas, jóvenes, compañeras internacionalistas, compañeras que han luchado en todos los frentes posibles, compañeras que han sobrevivido a otras que cayeron mártires», y la lista continúa. Sus experiencias nos acercan tanto los problemas a los que se enfrentan como sus soluciones: escuchamos las historias «pequeñas», como las de esas guerrilleras pioneras que dudan sobre si vestirse como ellos y se preguntan si no tienen también derecho a usar los walkie-talkies; también las que hablan de la gestión del duelo por una compañera caída o de un proceso educativo para miles de prisioneras en las cárceles turcas. El libro incluye un glosario (desde «Alevismo» hasta las YPJ, las Unidades de Defensa de Mujeres), ilustraciones, fotos de ellas e incluso poemas. Es un relato coral en el que la mayoría son kurdas, sí, pero también hay turcas, y tampoco se olvida a Margaret Shello, esa combatiente asiria de Irak que se convirtió en una de las primeras comandantes guerrilleras en los años 60.

Y es que, más que de algo que sucede en la lejana Mesopotamia, hablamos de mujeres y hombres en el sentido internacionalista más amplio. En su concepción más universal. Se trata de aprender los unos de los otros, y aquí nos dejan dos propuestas válidas sobre la mesa.