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Borrell defiende su viaje a Moscú pese a la humillante réplica del Kremlin


El alto representante para la Política Exterior de la Unión Europea, Josep Borrell, defendió ayer ante el Parlamento Europeo su viaje a Moscú en el que el Kremlin respondió a las críticas de Bruselas con la expulsión de tres diplomáticos.

En una sesión que fue un examen sobre la figura de Borrell, incluyendo peticiones de dimisión, el representante diplomático se defendió diciendo que la política exterior requiere «estar sobre el terreno» y que la visita «acarreaba riesgos manifiestos que yo asumí».

Después de la bofetada diplomática en Moscú, Borrell recibió ayer otro varapalo en la Eurocámara, criticado por su viaje y por no responder con contundencia al ministro de Exteriores ruso, Sergei Lavrov.

Lavrov replicó a las demandas de la liberación del opositor Alexei Navalny recordando la represión policial en los estados occidentales y, concretamente, el encarcelamiento de los independentistas catalanes, que ayer volvió a planear en Bruselas ante un irritado Borrell. Pero sobre todo con la expulsión de tres diplomáticos.

Borrell afirmó ayer que no quiso enzarzarse en una discusión con Lavrov.

Alemania, Suecia y Polonia respondieron el lunes a Rusia con la expulsión de diplomáticos rusos y el propio Borrell, a su regreso, reaccionó asegurando que «el Gobierno ruso está degenerando por una ruta autoritaria» y alejándose de la UE. Ayer insistió en sugerir sanciones en el próximo Consejo Europeo de marzo, pero la división de los socios europeos y su interés en no romper lazos con Moscú hacen difícil que lleguen a un acuerdo.