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rangún

Se mantiene en las calles el pulso contra el golpe en Myanmar

Los manifestantes birmanos mantienen en las calles de Myanmar el pulso contra el golpe de Estado que derrocó al Gobierno civil de Aung San Suu Kyi, mientras el presidente estadounidense, Joe Biden, anunciaba ayer la imposición de sanciones contra la Junta Militar que preside el general Min Aung Hlaing.

Miles de personas volvieron ayer a protestar en Myanmar contra el golpe de Estado en un ambiente pacífico pese a la represión policial de la víspera, que dejó a una joven en estado crítico por un tiro en la cabeza.

Sin que ayer se registraran episodios violentos, aunque la presencia militar en las calles era mayor que en los días previos, una multitud tomó las calles en varias ciudades por quinto día consecutivo en protesta por la asonada del 1 de febrero y para pedir la liberación de los líderes electos detenidos, entre ellos Aung San Suu Kyi.

Tras declarar en varias ciudades la ley marcial, las autoridades utilizaron el martes cañones de agua, pelotas de goma y munición real contra los manifestantes en varias ciudades, dejando al menos siete heridos.

Sin embargo, eso no ha impedido que el movimiento de desobediencia civil y la llamada a la huelga general iniciada tras el golpe por personal sanitario y docente, siga aumentando y en las protestas de ayer participaran también monjes budistas, representantes del mundo del cine y grupos de granjeros.

El aeropuerto de Rangún tuvo problemas de funcionamiento por la huelga de parte de sus trabajadores y unos 40 policías se unieron a las protestas en el estado de Kayah (este), según la prensa local.

Biden anuncia sanciones

Mientras el alto representante para la Política Exterior de la UE, Josep Borrell, planteaba el martes en el Parlamento Europeo la posibilidad de aplicar sanciones selectivas contra militares y empresas de propiedad castrense en Myanmar, el presidente de EEUU, Joe Biden, anunciaba ayer la imposición de sanciones contra los líderes del golpe de Estado, aunque sin especificar nombres, que dijo que serán concretados a lo largo de esta semana. Biden insistió, además, en que los militares birmanos «deben renunciar al poder tomado y demostrar respeto por la voluntad del pueblo, expresada en las elecciones del 8 de noviembre».

Entre condenas y protestas, los militares continúan con el acoso al partido de Suu Kyi, que gobernaba hasta el levantamiento militar de la semana pasada. Un portavoz de la Liga Nacional para la Democracia (LND) denunció que soldados entraron por la fuerza en las oficinas de la formación en Rangún y otras ciudades, donde confiscaron «documentos y ordenadores».