Un ataque con al menos ocho cohetes contra una base aérea que alberga a las fuerzas estadounidenses dejó el lunes un muerto y varios iraquíes y extranjeros heridos en Erbil, la capital de la región autónoma de Kurdistán. Es la primera vez en casi dos meses que tiene lugar un ataque a instalaciones occidentales en Irak.

El Partido Democrático del Kurdistán (PDK), en el poder en esta región, acusó a grupos «bajo el paraguas» de Hachd al-Chaabi, una coalición proiraní, de estar en el origen del ataque. Fue reivindicado por un grupo poco conocido, Awliyaa al-Dam (Guardianes de la sangre), que señaló que su objetivo eran las fuerzas de ocupación.

Funcionarios de seguridad iraquíes creen que es un nombre encubierto para ocultar facciones pro-Irán, pero Teherán negó rotundamente cualquier vínculo y se unió a las condenas.

El primer ministro iraquí, Mustafa al-Kazimi, prometió evitar que su país se convierta en un «patio trasero» donde se desarrollan los conflictos regionales y acordó con el presidente de la región autónoma kurda, Marsour Barzani, iniciar una investigación conjunta.

En el complejo militar del aeropuerto de Erbil se encuentran las tropas que forman parte de la coalición internacional liderada por EEUU. Su portavoz, el coronel Wayne Marotto, confirmó la muerte de un «contratista» civil no estadounidense.

Otras nueve personas resultaron heridas, incluidos ocho empleados civiles y un militar estadounidense. Los cohetes también alcanzaron áreas residenciales.

El secretario de Estado de EEUU, Antony Blinken, dijo que su país «exigirá responsabilidades» a los autores.