Al menos 38 personas murieron ayer en Myanmar durante las protestas contra la Junta Militar, en el día con más víctimas desde que comenzaron las movilizaciones contra el golpe de Estado, denunció Christine Schraner Burgener, la enviada especial del secretario general de la ONU, António Guterres.

Schraner señaló que se trata del «día más sangriento» desde que el Ejército tomara el poder y que el número de víctimas mortales supera ya el medio centenar, a las que habría que sumar «muchos heridos».

A pesar de la represión con munición real, gases lacrimógenos, cañones de agua, balas de goma y hasta tirachinas, los birmanos llevan semanas desafiando a los uniformados en las calles para pedir el retorno de la democracia y la liberación de sus líderes electos, incluida la Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi.

Consejo de Seguridad

En su comparecencia, Schraner señaló que espera que en el Consejo de Seguridad de mañana se aprueben sanciones. en un mensaje que dirigió específicamente a China y Rusia, quienes vetaron una resolución en la última reunión del órgano.

«No es un asunto interno (...) afecta a toda la región», defendió la enviada de la ONU, quien aseguró que había advertido en los últimos años de que esta situación «podía ocurrir» debido a que la «estructura de poder hacía muy difícil cualquier reforma».

Schraner señaló que el Gobierno de la Liga Nacional para la Democracia de Aung San Suu Kyi quería realizar muchas reformas y eso motivó la decisión de los militares de realizar el golpe, ya que «tienen el poder y no quieren perderlo».