Ingo NIEBEL
Historiador y periodista
DOBLE DERROTA DE LA CDU

Armin Laschet señala al Gobierno federal tras la debacle electoral

La CDU de Angela Merkel ha iniciado el superaño electoral de la peor forma posible, con dos derrotas históricas en las urnas. Su presidente, Armin Laschet, ha preferido señalar al Gobierno federal mientras se complica la relación con su socio de coalición, el SPD, que sueña ya con desbancar a la CDU del poder con la ayuda de los Verdes.

El futuro político del presidente de la Unión Demócrata Cristiana (CDU), Armin Laschet, se ha oscurecido tras las dos derrotas este domingo en las elecciones regionales de Baden-Württemberg y de Renania del Palatinado. El nuevo líder de partido esperó hasta ayer para echar la culpa al Gobierno federal de la canciller, Angela Merkel, por la mala gestión de la pandemia. «Tenemos que mejorar. (…) Espero que el gobierno haga un buen trabajo», señaló, vinculando el «decepcionante» desempeño electoral de su partido con la gestión de la crisis sanitaria. El domingo otros dirigentes de su formación, que sí salieron a valorar los resultados, responsabilizaron a sus ahora excompañeros diputados en el Bundestag que ingresaron suculentas comisiones vendiendo mascarillas durante la primera ola de la crisis sanitaria. Sin embargo, el problema es otro, ya que el 34% de los electores de Baden-Württemberg había emitido su voto cuando ya había estallado el «escándalo de las mascarillas».

En Baden-Württemberg ganó el ministro presidente, Winfried Kretschmann, de los Verdes, gracias al prestigio del que goza incluso entre las filas de la CDU. Desde hace once años gobierna este estado federal y ha logrado compromisos entre su socio minoritario, la CDU, y la industria automovilística. Su estilo político, basado en escuchar antes de actuar, le ha dado credibilidad y explica por qué 32 de cada 100 electores le han dado su apoyo.

Con el 24% de los votos, la CDU ha registrado su peor resultado en el que durante décadas había sido su feudo. Más que la coalición con los Verdes le ha pesado su división entre el sector rural conservador y el urbano, más moderno.

Como tercera fuerza se ha situado el Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD), con el 11%, que sumado al 10% del Partido Liberal Demócrata (FDP) ofrece a Kretschmann la posibilidad de un tripartito como alternativa a su bipartito con la CDU.

Este tipo de Ejecutivo ya existe en la vecina Renania del Palatinado, gobernada por la ministro presidente Malu Dreyer (SPD). La socialdemócrata sigue liderando la primera fuerza política (35,7% de los votos) gracias también a su prestigio y siete puntos por delante de la CDU, que ha perdido cuatro puntos hasta quedarse en el 27,7%. Su candidato a canciller y ministro federal de Hacienda, Olaf Scholz (SPD), matizó: «El resultado electoral –especialmente el de este land– nos da alas». No obstante, según los sondeos, su formación ni siquiera lograría la mitad de ese respaldo a nivel nacional.

Como era de esperar, la xenófoba Alternativa para Alemania (AfD) ha perdido apoyo en ambos länder, principalmente por los problemas internos en ambos comités regionales. Sus representantes, en cambio, han preferido responsabilizar a un supuesto trato injusto y a la proyectada vigilancia por parte del servicio secreto interior.

El partido socialista Die Linke no logró entrar en los hemiciclos de Stuttgart y Maguncia.

En las próximas semanas se decidirá si la CDU y los Verdes asientan la base para formar un bipartito tras las elecciones generales de setiembre. La alternativa podría ser el tripartito entre los Verdes, el SPD y el FDP, pero aún no cuenta con un clima político favorable.

Según informaron ayer varios medios locales, en una conferencia por vídeo, Armin Laschet y la cúpula de la CDU se mostraron muy afectados por estas derrotas y descargaron su ira sobre el SPD, su socio en la Gran Coalición de Merkel. Esos medios hicieron también referencia a varias encuestas según las cuales tanto Merkel como el ministro presidente del estado Libre de Baviera, el socialcristiano Markus Söder (CSU), cuentan con más simpatías que Laschet, quien dirige el estado federal de Renania del Norte-Westfalia.

Al ser la socia regional de la CDU, la CSU tiene la opción de presentar a Söder como candidato a la Cancillería ya que Merkel se va a retirar. El bávaro y la actual canciller, al igual que Kretschmann y Dreyer, tienen la ventaja de que los encuestados creen que gestionan mejor la crisis sanitaria que Laschet o su «número dos» en laCDU, el ministro de Sanidad Jens Spahn.

Más allá de las pugnas por el poder dentro de la familia de CDU y CSU, Laschet se enfrenta a un problema estructural debido a que su formación está perdiendo su razón de ser o aún no ha encontrado su lugar en una sociedad que ha cambiado en las tres últimas décadas.

La CDU está entrando en la misma dinámica negativa que el SPD hace quince años. En 2005, el partido de Gerhard Schröder (SPD) dejó de representar a su electorado principal cuando neoliberalizó su sistema social, endureciendo las condiciones de vida para aquellas persones que precisaban ayuda del Estado. Alemania ganó en competitividad económica a nivel internacional y el SPD perdió su horizonte ideológico. Los tres bipartitos con Merkel lo han dejado diezmado.

Angela Merkel, a su vez, ha llevado a la CDU hacia el centro político, dejando a la derecha un espacio que ha sido ocupado por la AfD. El rescate del euro (2009), el adiós a la energía nuclear (2011) y la acogida de refugiados (2015) han marcado este rumbo. No obstante, estos giros no se deben a un cambio político e ideológico de un partido conservador hacia posiciones solidarias, antinucleares y multiculturales sino al pragmatismo de su líder y canciller.

Merkel ha mostrado siempre su habilidad a la hora de gestionar un problema que va en paralelo a su incapacidad para solucionarlo. Lo último requiere una estrategia, que la canciller no ha sido capaz de trazar porque siempre piensa en el aquí y ahora y no en el ahí y mañana. Esta deficiencia se nota ahora, cuando ella y su Ejecutivo se muestran caóticos e incoherentes frente a la tercera ola que empieza a crecer. No hay estrategia a la vista. Parte del problema es también Laschet, cuyo Gobierno regional ha anunciado que ignorará las restricciones acordadas con Merkel si la incidencia sube de los 100 casos.