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Netanyahu confirma su victoria y se acerca a volver a formar Gobierno

El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, venció en las elecciones legislativas celebradas ayer, con unos resultados que, según los sondeos a pie de urna, le dejaban cerca de formar de nuevo una coalición para prorrogar sus doce años en el poder.

El Likud del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ganó las elecciones legislativas ayer en Israel, según los sondeos a pie de urna, que le otorgaban entre 31 y 33 escaños de los 120 del Parlamento, seguido por el partido Yesh Atid (Hay un futuro) de Yair Lapid, al que daban entre 16 y 18 diputados.

Netanyahu no cuenta con una mayoría clara para formar Gobierno, pero las encuestas auguraban que rozaría la mayoría absoluta con sus socios ultraor- todoxos y de extrema derecha.

Todos las miradas se dirigirán a Naftali Bennett, del partido Nueva Derecha, que con entre 7 y 8 escaños tendrá el papel de «hacedor de reyes», aunque durante la campaña no dejó claro si apoyaría un Ejecutivo anti-Netanyahu o pro-Netanyahu. «Solo espero que finalmente tengamos un Gobierno que esté al servicio de la población», afirmó lacónico ayer, sugiriendo que quería evitar un quinto episodio de la telenovela electoral. En las cuartas elecciones de un culebrón político que ya dura dos años, Netanyahu temía que la baja participación hiciera inútil la ventaja que la campaña de vacunación frente al coronavirus le ha proporcionado.

Lanzó su campaña con un acuerdo con el gigante farmacéutico Pfizer que permitió a Israel obtener rápidamente, a finales de diciembre, millones de dosis de la vacuna contra el covid-19 a cambio de datos biomédicos sobre sus efectos. Así, el país ha realizado en las últimas semanas una de las campañas de vacunación más intensas del mundo, administrando las dos dosis necesarias a casi el 50% de la población, o más de dos tercios de los votantes.

Participación determinante

Pero en estas elecciones que prácticamente se convierten en un plebiscito sobre Netanyahu, el alto número de indecisos y la participación resultaban determinantes con unos sondeos previos que no daban mayorías claras. Varios partidos estaban al límite del umbral electoral del 3,25% para tener representación parlamentaria, algo que condicionará las futuras alianzas del fragmentado Parlamento israelí. A las 20.00 apenas había votado algo más el 60%, del censo de 6,5 millones de personas, cinco puntos por debajo de los últimos comicios.

En esa situación, Netanyahu se echó a la calle para pedir el voto de sus simpatizantes. «Todos los que estén aquí y aún no hayan ido a votar, salgan del centro comercial y vayan y voten a Likud. Dos asientos más y ganamos», señaló el primer ministro ante una multitud en un centro comercial de la ciudad de Bat Yam, al sur de Tel Aviv.

Su plan es formar Gobierno con sus socios tradicionales ultraortodoxos, Shas y Judaísmo Unido de la Torá, y el ultraderechista Partido Sionista Religioso, abiertamente racista y homófobo.

Lapid, el nuevo rival

El que ha cambiado en estos comicios es su rival principal de las tres anteriores elecciones. Tras el hundimiento de Azul y Blanco de Benny Gantz tras la ruptura de su coalición con el Likud, ese papel ha pasado a Yair Lapid, líder del partido Yesh Atid, sionista liberal.

«Este es el momento de la verdad (...) o Yesh Atid es fuerte o tenemos un Gobierno de tinieblas, racista y homofóbico», afirmó Lapid, después de votar en Tel Aviv, pidiendo a los votantes que rechacen el Likud.

Yair Lapid cuenta con un acuerdo con laboristas y partidos de centro, pero también de derecha, decepcionados por el primer ministro.

Además, una serie de formaciones ultraortodoxas, sionistas laicas o las listas árabes pueden formar un complejo panorama para la negociación.

Mientras el primer ministro ha jugado la baza de la vacunación, la oposición ha hecho bandera del juicio por corrupción, malversación y abuso de poder iniciado hace unos meses contra Netanyahu y que alimenta manifestaciones todos los sábados por el país desde hace 39 semanas.

Pese a que el movimiento por cambio no ha cesado, el siempre superviviente Netanyahu mantiene una base electoral sólida.