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rangún

Más protestas y duelo en Myanmar tras el centenar de muertos

Las protestas continuaron ayer en Myanmar, entre el duelo por las víctimas de la jornada más sangrienta desde el golpe de Estado, con alrededor de un centenar de fallecidos por los disparos de policías y soldados, entre ellos varios menores. Aunque con marchas menos multitudinarias que la víspera, la represión de los militares, que ha provocado ya casi medio millar de muertos, no consigue frenar las movilizaciones.

Las calles de decenas de ciudades de Myanmar vivieron ayer los funerales por las más de cien víctimas mortales de la represión de las fuerzas de seguridad durante las protestas de la víspera, día de las Fuerzas Armadas, en la jornada más sangrienta desde el inicio de las manifestaciones contra el golpe de Estado de febrero.

El recuento de muertos del sábado por disparos de los soldados y policías oscila entre los 90 y los 114, entre ellos seis menores de entre 10 y 16 años.

Las procesiones fúnebres se llevaron a cabo en ciudades como Rangún, Meiktila, Monywa y Mandalay y las protestas continuaron a pesar de la brutal y diaria represión, aunque en marchas menos multitudinarias que la víspera.

La represión ha elevado al menos a 460 el número de fallecidos desde el golpe, según la Asociación de Asistencia a Presos Políticos (AAPP).

Y la violencia continuó ayer. Al menos una mujer murió y otras dos resultaron heridas cuando los hombres armados del régimen golpista abrieron fuego contra los manifestantes en Myingyan..

Asimismo, los residentes del municipio de Hlaing denunciaron que los soldados arrojaron granadas a algunos manifestantes que desafiaron el miedo a salir a la calle.

La oposición calificó la jornada del sábado como Día de la Vergüenza de las Fuerzas Armadas, con el Comité en Representación del Parlamento de la Unión (CRPH), una suerte de gobierno clandestino formado tras el golpe por los parlamentarios electos de la Liga Nacional para la Democracia, a la cabeza. En uno de los actos más macabros, los soldados dispararon contra un hombre de 40 años en la localidad de Aungmyaythazan, en la región de Mandalay, y lo tiraron a unas barricadas en llamas, donde murió a causa del fuego, según indicaron testigos a “Myanmar Now”. Debido a los disparos de los soldados, ningún vecino pudo salir a socorrer a la víctima, Aye Ko, que estaba casado y tenía cuatro hijos. La ONG Burma Human Rights Network pidió un embargo global de armas y zonas de exclusión aérea, a la vez que denunció que el Ejército usó aviones de combate para bombardear aldeas en zonas controladas por la guerrilla karen como represalia por el apoyo de los grupos de las minorías étnicas al movimiento de desobediencia civil opuesto a la junta militar.

Inusual condena de los comandantes de 12 ejércitos

Los máximos jefes de los Ejércitos de doce países condenaron a los militares birmanos, que masacraron a los manifestantes mientras celebraban el Día de las Fuerzas Armadas con un desfile y una cena de gala. La nota, difundida por el Pentágono y firmada por comandantes militares de EEUU, Canadá, Gran Bretaña, Alemania, Italia, Grecia, Dinamarca, Países Bajos, Japón, Corea del Sur, Australia y Nueva Zelanda, critica el uso de fuerza letal contra civiles desarmados y afirma que el Ejército birmano ha perdido la credibilidad. Se trata de un comunicado muy poco habitual por parte de los jefes militares de esos países, en los que este tipo de pronunciamientos corresponden a los diplomáticos y ministros de Exteriores.

Por el contrario, países como China, Rusia, India, Pakistán, Vietnam y Tailandia enviaron representantes a la celebración del Día de las Fuerzas Armadas. El relator especial de la ONU para los Derechos Humanos en Myanmar, Tom Andrews, condenó los «asesinatos en masa» y a los países que evitan criticarlos. Así, pidió una reunión del Consejo de Seguridad de la ONU para imponer sanciones que eviten que los militares birmanos se beneficien de la explotación de gas y petróleo o compren armamento. Hasta ahora, China y Rusia han vetado este tipo de medidas, por lo que Andrews planteó organizar «de manera inmediata una cumbre internacional de emergencia». GARA