GARA
WASHINGTON

Biden eleva la tensión con Rusia a la vez que propone dialogar con Putin

A la vez que afirma tender la mano para dialogar y parar la «escalada» de tensión con Rusia, el Gobierno estadounidense de Joe Biden redobló la ofensiva de medidas contra Moscú, con una serie de severas sanciones financieras y la expulsión de diez diplomáticos rusos. Rusia anunció «una respuesta inevitable a este comportamiento agresivo».

Desde su llegada a la Casa Blanca, el nuevo presidente de EEUU, Joe Biden, había anunciado su intención de responder a una serie de actos imputados a Moscú, entre ellos un supuesto gran ciberataque y una injerencia en las elecciones estadounidenses del año pasado. Biden prometió ser más duro que su predecesor, Donald Trump, y fue tan lejos como para calificar a Vladimir Putin de «asesino».

Con la orden ejecutiva firmada ayer, el mandatario de EEUU subió otro nivel en la escalada y posibilita aplicar una batería de sanciones inmediatas a Rusia de manera que genere «consecuencias estratégicas y económicas si continúa o promueve un incremento de sus acciones de desestabilización internacional», según la Casa Blanca.

Así, el Departamento del Tesoro ha prohibido a las instituciones financieras estadounidenses comprar directamente deuda emitida por Rusia después del 14 de junio.

También sanciona a seis empresas tecnológicas rusas acusadas de apoyar supuestas actividades de piratería de Inteligencia de Moscú.

Con ello quiere responder al gigantesco ciberataque de 2020 que utilizó como vector a SolarWinds, un editor de software estadounidense cuyo producto fue pirateado para introducir una vulnerabilidad entre sus usuarios, incluidas varias agencias federales estadounidenses.

La Administración Biden acusa formalmente a Rusia de ser responsable de este ataque. Una de las organizaciones sancionadas, los servicios exteriores de Inteligencia rusos (SVR), calificó como «delirios» las acusaciones de Washington.

Pero esas son solo algunas de las represalias al ciberataque; parte de ellas permanecerán en secreto, lo que sugiere la posibilidad de un contraataque informático.

Además, EEUU sancionará a 32 entidades y personas acusadas de intentar, en nombre del Gobierno ruso, «influir en las elecciones presidenciales de 2020». Washington también castigará a otras ocho personas y entidades «asociadas con la continua ocupación y represión en Crimea».

Estas medidas se adoptan de forma conjunta con la Unión Europea, Canadá, Gran Bretaña y Australia. De hecho, la OTAN, la UE y Londres mostraron rápidamente su apoyo y el Ejecutivo británico convocó al embajador ruso para darle cuenta de este respaldo por la actividad «maliciosa» de Moscú.

Polonia fue más allá y expulsó a tres diplomáticos rusos. Además, el Departamento de Estado de EEUU expulsó a diez funcionarios de la Embajada rusa en Washington, algunos acusados de espionaje.

Todas estas sanciones suponen otro peldaño más en una escalada que ya en marzo supuso medidas contra siete altos cargos rusos en respuesta al envenenamiento y encarcelamiento del opositor Alexei Navalny.

Respuesta inevitable de &dcTwo;Moscú

Se trata de la ofensiva más duras contra Rusia desde la expulsión de diplomáticos al final del mandato de Barack Obama.

Y la respuesta no tardó en llegar. Moscú convocó al embajador estadounidense para «una conversación dura». «Este comportamiento agresivo recibirá un fuerte rechazo. La respuesta a las sanciones será inevitable y contundente», advirtió la portavoz de la diplomacia rusa, Maria Zakharova. «EEUU no está listo para aceptar la realidad objetiva de un mundo multipolar que excluye la hegemonía estadounidense y depende de la presión de las sanciones y la injerencia en nuestros asuntos internos», lamentó.

Rusia ya había advertido de que estas nuevas sanciones no favorecen la organización de la cumbre Biden-Putin que había propuesto el presidente estadounidense en un tercer país con el objetivo de «estabilizar» las deterioradas relaciones entre las dos potencias.

A pesar de todo ello, un alto cargo estadounidense reiteró ayer que «creemos que en los próximos meses será crucial que los dos líderes se reúnan» para «encontrar una forma estable y eficiente de avanzar para detener cualquier escalada antes de que degenere».