MAY. 05 2021 AZKEN PUNTUA De haber seguido siendo Peter Pan Koldo Campos Escritor No hay, probablemente, rasgo más característico de la infancia y que mejor la defina que la ingenuidad, esa cándida inocencia que, cuando la perdemos, nos condena a treinta años y un días de adultez. Una triste mañana, en medio de un fragor de sueños rotos, acabamos sabiendo que los reyes, incluso los magos, son unos sinvergüenzas; que los siete enanitos eran antropófagos y la hermosa Blancanieves una madame de lujo; que era un anuncio publicitario aquello de que Hacienda somos todos y un entremés de nochebuena la igualdad de los mismos ante la ley. La cometa queda anclada en los cables, la merienda en la mochila y acabamos poniéndonos los pantalones largos. Los años pasan y los adultos se van haciendo viejos pero, entre tanta confianza y fe desvanecida, cada vez más descreídos, seguimos aceptando, sin embargo, como única verdad de nuestras vidas, los cuentos que nos mienten y nos callan todos los días los grandes medios para que terminemos suscribiendo el mismo pensamiento y, a ser posible, expresado de la misma forma. Mimetismo global a fuego lento. En ellos, triste desagüe para sueños que debieron tener mejor destino, depositamos la credulidad que ya no nos merece Pinocho o la Cenicienta. Demasiado tarde para confirmar que hubiéramos crecido mucho más de haber seguido siendo Peter Pan. (Preso politikoak aske)