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GAZA
ALTO EL FUEGO EN GAZA

Hamas se reivindica como referente de la resistencia palestina

Hamas se reivindica como referente de la resistencia palestina –incluida la de Cisjordania y las ciudades israelíes– tras su respuesta a la última ofensiva israelí sobre Gaza, cuya reconstrucción se levanta ahora sobre las mismas bases que provocaron el conflicto y las anteriores ofensivas, y atan a la Franja a la dependencia de la ayuda internacional.

Con 248 muertos –65 de ellos niños–, 1.948 heridos, 91.000 personas desplazadas de sus hogares, más de 1.800 viviendas destruidas y 17.000 dañadas, y su infraestructura básica devastada, Gaza intenta reconstruirse después de otro ciclo de bombardeos israelíes, en un escenario en el que Hamas recupera protagonismo como referente de la resistencia palestina.

«Esta es una victoria estratégica», afirmó Ismail Haniyeh, líder de Hamas, que lo considera un punto de inflexión porque «lo que vendrá después de esta batalla no tiene que ver con lo que ha ocurrido antes».

No se refiere solo al aumento de su capacidad militar, que ha hecho que lance más cohetes y más lejos. Aunque gran parte fueron interceptados, se dispararon más de 4.300, tanto por parte de las milicias de Hamas como de las de la Yihad Islámica, que concentraron las salvas lanzando hasta un centenar en pocos minutos con el objetivo de saturar el sistema antimisiles israelí Cúpula de Hierro. El Ejército israelí confirmó que el fuego había sido de una intensidad sin precedentes en su territorio, lo que da también idea del aumento del arsenal de Hamas en los últimos años.

Pero se siente victorioso también porque su respuesta se ha unido a las protestas en Cisjordania y en las comunidades de origen palestino en Israel, una unidad en la movilización que para Hamas marca un nuevo escenario en el que cimentar su hegemonía, a pesar de la crítica situación del territorio que gobierna. Aunque en las protestas participan gran parte de jóvenes y personas no asociadas a las facciones, Hamas se ve como el actor que ha dado la respuesta al sionismo ante el desalojo de familias palestinas en el barrio de Sheij Jarrah, las agresiones de colonos judíos o la represión en la Puerta de Damasco durante el mes sagrado de Ramadán.

En las celebraciones por el alto el fuego, la multitud agitaba banderas de Hamas en Gaza pero también en Cisjordania, donde la Autoridad Palestina (ANP) de Mahmud Abbas ahonda en su descrédito.

Tras años de un Gobierno sin capacidad para hacer frente a la creciente ocupación israelí, con sombras de corrupción y autoritarismo, la desconfianza hacia Abbas y la ANP ya era máxima.

La anulación de las elecciones previstas para ayer con el pretexto de la falta de permiso israelí para celebrarlas en Jerusalén Este fue otro paso en ese camino y volvía a echar por tierra el enésimo intento de reconciliación entre facciones palestinas.

Su partido, Al Fatah, llegaba además a los comicios dividido en tres candidaturas ante lo que era previsible un triunfo de Hamas, que calificó la suspensión de «golpe de Estado».

En la ofensiva israelí y en el alto el fuego Abbas apenas ha tenido papel alguno, a pesar del empeño de EEUU y las potencias europeas por hacerlo valer como interlocutor. El secretario de Estado de EEUU, Anthony Blinken, habló con él para abordar el cese el fuego y la reconstrucción en la que también juega un rol marginal.

Pero Hamas gestionará la reconstrucción de la devastada Gaza con la desconfianza de EEUU y la UE, que la consideran una «organización terrorista» y sobre un frágil alto el fuego, que supervisan dos delegaciones egipcias en Israel y Gaza.

Las condiciones para una próxima ofensiva –el bloqueo que hace la Franja inhabitable o el apartheid– no han cambiado. Gaza ni siquiera se ha recuperado de la destrucción de 2014 materialmente ni sicológicamente y persisten el colapso económico, el enorme índice de paro y la falta de acceso a agua, electricidad y alimentos.

Egipto, la ONU y hasta EEUU anuncian proyectos de reconstrucción que vuelven a dejar el enclave atado a la dependencia exterior, y a la espiral de destrucción-reconstrucción. Egipto ha prometido 409 millones de euros y el viernes anunció el envío de 2.500 toneladas de comida, medicinas, ropa, pañales y otros materiales. Según Unicef, también han llegado 18 contenedores de asistencia con suministros humanitarios con botiquines de primeros auxilios, medicamentos y 10.000 dosis de vacunas contra el covid. También Rusia y la OMS estudian el envío de equipos médicos para cubrir el tratamiento de 100.000 pacientes. Hasta el presidente de EEUU, Joe Biden, prometió ayudar en la reconstrucción de viviendas. Eso sí, la Casa Blanca también afirmó que EEUU no tiene planes de cambiar su ayuda militar a Israel, a pesar de las presiones de parte del partido demócrata.