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Jaramillo y Nijmeijer, dos visiones del proceso de paz de La Habana


El proceso colombiano cerró la primera sesión de ayer reuniendo a partes enfrentadas en la mesa de negociación.

El ex Alto Comisionado para la Paz de Colombia y negociador plenipotenciario en la mesa de conversaciones de La Habana, Sergio Jaramillo, quiso comenzar su intervención en la Asamblea Nacional con un «mensaje de esperanza» pese al fracaso en la implementación de los acuerdos de paz con las FARC-EP bajo el mandato del Gobierno de Iván Duque.

Resaltó que, tras más de 50 años de conflicto armado y miles de víctimas, «fuimos capaces de poner fin al conflicto con mucho esfuerzo, voluntad y preparación». «Si se mira al núcleo duro del acuerdo, en materia de justicia a las víctimas, vemos que sí se está desarrollando», en alusión a la Jurisdicción Especial para la Paz. Admitió que otros aspectos no se están implementando de manera que puedan contribuir a una paz duradera.

«El primer problema para iniciar un proceso de estas características es la construcción de un marco legal adecuado y abordarlo como un proceso de naturaleza política. Sin ese marco y sin esa relación horizontal, hubiera sido imposible lograr el desarme de las FARC. Es importante hablar con respeto a la otra parte», afirmó.

Reconoció que si bien Colombia es formalmente una democracia, «es una democracia extremadamente violenta».

La exnegociadora de las FARC-EP Tanja Nijmeijer, conocida en su etapa guerrillera como Alexandra Nariño, criticó que para «hacer propaganda contrainsurgente había mucho dinero; en cambio, para rehumanizar al antiguo enemigo no hay dinero ni programas, no es algo importante. Por contra, somos estigmatizados, silenciados, rechazados e incluso asesinados». Criticó que «desde el principio se pusiera toda la atención en el desarme de las FARC, en el llamado DDR».

Consideró que La Habana fue «una oportunidad histórica que, lamentablemente, hemos perdido», y ensalzó el rol de Cuba y Noruega como países garantes, «más cuando Colombia tiene una larga tradición en traicionar los acuerdos».