Maite UBIRIA BEAUMONT
BAIONA
JORNADAS «DIALOGAR ENTRE ENEMIGOS» EN LA ASAMBLEA NACIONAL

Llamada a abordar las consecuencias y explorar las causas de los conflictos

Con el marchamo de la Asamblea Nacional francesa y el aval de varias entidades y publicaciones consagradas a la resolución de conflictos, las jornadas “Dialogar entre enemigos” abordan procesos como los de Irlanda, Colombia, Palestina, Congo o Euskal Herria, en cuyo panel ayer tomó la palabra el exnegociador vasco Josu Urrutikoetxea.

Bajo el paraguas de la Asamblea Nacional francesa arrancó ayer en París un coloquio de dos días que, organizado desde el ámbito académico y mediático francés, se propone reflexionar sobre experiencias en resolución de conflictos y el papel de los actores que se implican en esos procesos de «diálogo entre enemigos». El panel dedicado a Euskal Herria contó precisamente con la participación de un exinterlocutor, Josu Urrutikoetxea, cuya intervención puede leerse íntegramente en NAIZ. Y también con la de un facilitador, el abogado sudafricano Brian Currin.

Tras hacer un somero repaso histórico de lo acontecido en un pueblo, Euskal Herria, «cuyas constantes han sido la supervivencia y la resistencia», quien fuera interlocutor en los procesos de Zurich-Ginebra y Oslo y se implicara, de manera precedente y hasta su detención, en la preparación de la Mesa de Argel (1989) aseguró que «aunque el final de la violencia responde por encima de todo a consideraciones políticas, la dimensión ética es también primordial».

«Fue esa consideración ética la que me empujó a comprometerme activamente en una resolución que era a mis ojos urgente para sacar el conflicto en el País Vasco de esa espiral de la violencia», aseveró.

«En el ámbito internacio-nal –expuso Urrutikoetxea– el camino fue largo y sinuoso en el sentido de que debimos trabajar la búsqueda de organismos que asumieran el papel de facilitadores para ayudarnos a construir el puente que nos llevaría al encuentro de la otra parte y a limar las asperezas a fin de hacer posibles las primeras interlocuciones», detalló, antes de aclarar: «Esa fue la parte principal de mi trabajo».

Sin violencia, asentar la paz

«No se puede pensar en absoluto que porque no exista ya la violencia la paz es perenne si no se solventan el conflicto y las consecuencias no resueltas del mismo», advertía, sin embargo, el militante que leyó la declaración final de ETA, tras lo que estimó como primordial «resolver el fondo de las consecuencias del conflicto».

«Aunque estos últimos meses ha habido acercamientos de presos, estamos todavía lejos de la resolución del conjunto de las consecuencias del conflicto», estimaba, para concluir afirmando que de cara a lograr ese fin «necesitaremos el apoyo de la mediación internacional y un trabajo añadido de la sociedad civil, como el que hubo durante el desarme, a fin de que los gobiernos francés y español acepten, en el interés de todos, tratar estas cuestiones».

El abogado sudafricano Brian Currin, una de las referencias internacionales del proceso de resolución vasco, confesaba no tener «razones para el optimismo» en relación a la predisposición actual de los estados a implicarse en la resolución de las consecuencias del conflicto. Se mostraba más esperanzado sobre «las capacidades de la sociedad vasca» para encontrar «caminos». Currin se apoyaba para ello en el precedente de que Euskal Herria fue capaz, según recordó, de construir un proceso de paz «de espaldas, y por momentos, incluso en contra de la voluntad de los estados».

Currin, que explicó que fijó la vista en el caso vasco a raíz de que «en 2004 me contactara en Sudáfrica una delegación de la izquierda abertzale», trazó los hitos esenciales desde la Declaración de Bruselas (2010), para detenerse en el «avance» que implicó la vuelta a la actividad política legal de la izquierda abertzale, y lamentar, en sentido opuesto, la falta de arreglo global en otro de los capítulos que, según dijo, «estuvo desde el principio encima de la mesa, ya que se planteaba que en un determinado estadio esa negociación permitiera dar salida a la cuestión de los presos».

La representante de la Fundación Berghof, Véronique Dudouet, aprovechaba su intervención para recalcar que hay que completar el esquema DDR que figura en los estándares de resolución de conflictos, y al doble emplazamiento realizado por el propio Urrutikoetxea a comunidad internacional y sociedad añadía una petición dirigida a los electos que seguían el inusual debate en la Asamblea Nacional francesa.

«Les pido que trasladen a los gobiernos la necesidad de abordar la cuestión de las víctimas, pero también del retorno de presos y exiliados o la cuestión del estatus de los antiguos negociadores –en alusión al doble procesamiento al que hace frente Urrutikoetxea en el Estado francés–, esenciales para construir la paz y la democracia» en Euskal Herria, consideró.

«Las medidas contra exnegociadores solo contribuyen a alimentar una lógica de construcción del enemigo y no ayudan a construir la convivencia; es más, hacen preguntarse si en realidad no encubren el objetivo de hacer perdurar una determinada hegemonía territorial o ideológica», puso de manifiesto, por su parte, la profesora Caroline Guibet. Voluntad política e impulso social serán claves para apuntalar la paz justa y duradera, según la profesora.

«No va a ser fácil echar hacia atrás en la historia, pero eso solo se puede hacer sin imponer, sin excluir, contando con todos y todas», remachaba, en el cierre del panel dedicado al caso vasco, el propio Urrutikoetxea.

 

Declaraciones

«En mi país pagamos el precio de no abordar las consecuencias del conflicto, algo que no debería obviarse en el País Vasco»

BRIAN CURRIN

Abogado sudafricano

 

«Fue clave la labor de ONG, sociedad, pero también el trabajo dentro de la izquierda abertzale, con votaciones, de militantes o presos, sobre los pasos a dar»

V. DUDOUET

Berghof Fondation

 

«No se puede pensar en absoluto que porque no haya volencia la paz es permanente, hay que ir al fondo del conflicto»

JOSU URRUTIKOETXEA

Exinterlocutor de ETA