La gran ganadora de las elecciones regionales de Sajonia-Anhalt es la CDU cuyo presidente, Armin Laschet, quiere suceder a Angela Merkel al frente de la Cancillería después de los comicios generales previstos en setiembre. Sin embargo, hasta hace poco los ecologistas Verdes habían liderado los sondeos. Por eso la CDU no se cansa en repetir que el reciente éxito marca un cambio de tendencia. «Nosotros, los de la Unión, hemos luchado y ganado conjuntamente. Este es el mensaje hacia Berlín», dijo el ministro presidente Reiner Haseloff.

No obstante, su victoria regional no lleva automáticamente a un éxito a nivel nacional. Que la CDU subió, inesperadamente, del 29% al 37% se debe ante todo a él, a la personalización de la campaña y a factores regionales. Haseloff optó por polarizar la campaña electoral rechazando cualquier acercamiento a la AfD. Algunos sondeos indicaban un empate o incluso una victoria de la ultraderecha, pero el mensaje de «CDU o AfD» llevó a muchos electores a votar tácticamente.

La AfD se ha quedado en el 20%, tras perder tres puntos. Su auge se ha paralizado, por ahora. En los dos comicios anteriores, en el oeste alemán, ya había perdido puntos. Esta tendencia se explica por su constante radicalización hacia posiciones cada vez más racistas, etnicistas y nacionalistas. Pero al seguir siendo la segunda fuerza en el hemiciclo de Magdeburgo, la pérdida actual no le duele. Tampoco cambiará su rumbo extremista, más bien lo contrario. Su portavoz nacional, Tino Chrupalla –candidato a canciller junto con Alice Weidel– encarna esta radicalización. Según él, de los comicios ha salido «una mayoría claramente conservadora y burguesa». Pero obvia que con Haseloff –y tampoco con Laschet– no habrá ninguna coalición de esta índole. Eso sí, la AfD se consolida como un partido regional en el este alemán.

Esta característica la está perdiendo el partido socialista Die Linke (La Izquierda). El domingo perdió cinco puntos, quedándose en el 11%. En esto sí acertaron las encuestas. Su copresidenta nacional Susanne Hennig-Wellsow habla de una «sonora derrota». Según recientes análisis, el 48% de los encuestados piensa que el Linke ya no representa a la gente del este alemán. Esta debilidad le podría costar cara en las elecciones generales, en las que tendrá que superar el limite del 5% para entrar en el Bundestag.

Por detrás del Linke se ha situado el Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD), actual socio de la CDU en la Gran Coalición de Merkel. El domingo se dejó dos puntos, quedándose en el 8%. Su secretario general, Lars Klingbeil, explicó el peor resultado histórico en este land como un efecto secundario de la polarización entre la CDU y la AfD. «Ahora es necesario trasladar la buena valoración de Olaf Scholz al SPD», señaló respecto a su candidato a canciller y actual ministro federal de Hacienda. El vicecanciller lidera el ranking de los políticos más aptos para dirigir el país, pero al final serán las y los diputados quienes votarán al jefe de Gobierno. Al SPD le lastra, como también al Linke, el que ya no es considerado defensor de la justicia social.

Con el 6%, el Partido Liberal Demócratico (FDP) ha vuelto al Parlamento regional gracias a su moderada crítica de la política anticorona. Ha anunciado que, en todo caso, formaría un tripartito con la CDU y los Verdes.

Los ecologistas no han podido duplicar sus cinco puntos de 2016, tal y como habían pronosticado los sondeos, sólo sumaron un 0,9%. Su tema estrella, el cambio climático, no cala en Sajonia-Anhalt. El 74% de los encuestados opina que «hay problemas más importantes». El este alemán siempre ha sido un terreno político muy complicado para los Verdes. Ahora tienen que mejorar su comunicación política. En la actualidad aparecen como si quisieran imponer su política ambiental mediante decretos, prohibiciones y más cargas fiscales para la mayoría de la sociedad.

La política social y el clima serán los temas principales de la campaña electoral federal.