Raimundo Fitero
DE REOJO

El pánico

Acostumbrados a ver escenas de tragedias humanitarias, catástrofes, guerras y violencias varias, resulta que el desfallecimiento de un jugador de fútbol durante un partido retransmitido a medio mundo crea una sensación de desasosiego y podemos encontrar una definición posmoderna de lo que significa el pánico. Ver la cara de los jugadores de ambos equipos rodeando el cuerpo inerte de su compañero en el suelo, atendido con celeridad por los equipos médicos con los instrumentos adecuados para sacarle de su estado provocado por una parada cardíaca grave, forman parte ya de la historia del pavor que causa lo imprevisible en acontecimientos globalizados por la televisión.

La retransmisión no se interrumpió, la señal oficial daba imágenes desde lejos y no se veía las actuaciones de los médicos, pero sí el pánico que transmitían sus compañeros. Los comentaristas de la televisión tuvieron que aguantar muchos minutos con un tono de voz que transmitía el mismo pánico porque temían lo peor. Desconcierto total, suspensión de partido, pero a las hora y pico de reanudó y ello trajo, como siempre polémica, debido a que la institución organizativa parece que forzó a Dinamarca a jugar lo que quedaba.

Este hombre de veintinueve años se salvó porque estaba en un lugar con todos los requisitos para intervenir de la manera adecuada por los médicos, cosa que si le hubiera sucedido yendo a trabajar, corriendo por un parque o jugando en otro tipo de campo, su situación sería muy diferente. Por lo que debemos exigir a las autoridades que se ocupen de manera seria en la prevención de estas contingencias en todos los lugares de concurrencia de personal. En la plaza de Colón de Madrid ya hay grupos de fanáticos apoyando a la selección española con sus banderitas. Y no ha empezado a competir.